viernes, marzo 25, 2005

Invasión Dalek


Hoy daremos un respiro en nuestro sucinto recorrido por la historia de Dr Who con motivo de la nueva temporada que comienza mañana y revisaremos la segunda aventura cinematográfica del Doctor, Dalek Invasion Earth: 2150 A.D. (Gordon Flemyng, 1966).

Como su predecesora, “Dalek Invasion Earth: 2150 A.D” está basada en uno de los primeros capítulos de la serie, “The Dalek Invasion of Earth.” El personaje del Doctor volvió a ser encarnado por el magistral Peter Cushing. De nuevo, se le presenta como un inventor chiflado acompañado por su nieta Susan (Roberta Tovey, que repite) y su sobrina Louise (Jill Curzon).

La acción comienza cuando el agente Campbell (el gran actor británico Bernard Cribbins) es agredido por unos atracadores en fuga y entra en la TARDIS confundiéndola con una cabina de policía. Cuando se despierta, el Doctor y compañía le informan de su nuevo destino: El Londres del año 2150.

Para sorpresa de todos, Londres es un lugar siniestro y en ruinas. No hay ni un alma. Para colmo la TARDIS es sepultada bajo escombros por accidente. Extraños personajes salen al encuentro de los héroes: Son miembros de la resistencia, liderada por un geólogo en silla de ruedas, Dortmun. Estos les informan de que la Tierra ha sido invadida por los malvados Daleks, las ciudades destruidas y bombardeadas con rayos cósmicos. Los más desafortunados supervivientes son esclavizados por los Daleks y convertidos en robots sin voluntad (llamados “Robomen”). En ese momento un gigantesco platillo volante aterriza en los alrededores. El grupo se divide. El Doctor y Cribbins son capturados por los Daleks; los demás se refugian en el escondrijo de la resistencia. Tras un ataque frustrado a la nave Dalek, que salva al Doctor in extremis de ser convertido en un Robomen, los personajes se dirigen por caminos separados a Bedfordshire, donde los esclavos humanos de los Daleks están excavando una mina por razones desconocidas.

“Dalek Invasion Earth: 2150 A.D” es, afortunadamante, mucho mejor que su predecesora. Al menos se puede ver sin sonrojarse. Necesariamente, el tema de la invasión alienígena provoca que la trama se sacuda el infantilismo que aquejaba a “El Dr Who y los Daleks”. La película tiene sus momentos oscuros y aunque está lejos de ser perfecta es entretenida.

Si, otra vez los Daleks. Pero en esta ocasión muchos más amenazadores y agresivos. Esta vez, matan, atacan en hordas, ¡incluso nadan! Aun así, hay que reconocer que un Dalek nunca podrá protagonizar una escena de acción al uso: si se les otorga demasiada invencibilidad la acción se trasforma en masacre. Si se les hace demasiado vulnerables entonces deja se ser creíble que unos seres que parecen contenedores de basura motorizados puedan conquistar planetas enteros. Esta dificultad se traduce en una cierta esquizofrenia: en un momento dado los Daleks son inmunes a las bombas. Al minuto siguiente un empujón o una lona bastan para inutilizarlos. Al menos, los “Robomen” dan mucho más juego (al fin y al cabo no son mucho menos humanos que un contable) y gracias a ellos la acción funciona.

Apenas hay momentos de humor. El único momento cómico esta a cargo de Cribbins: Infiltrado en la nave Dalek, el pobre tiene que hacerse pasar por un Robomen para no ser descubierto, lo cual genera momentos bastante hilarantes. Es comedia sencilla y efectiva, y no grotesca como la de Roy Castle.

En su lugar, se introducen escenas de cierto calado moral. Durante el trayecto a la mina Dalek, la nieta del Doctor y Wyler, un miembro de la resistencia, se refugian en casa de dos mujeres que cosen y remiendan las ropas de los esclavos Dalek a cambio de alimentos. Durante la noche, Wyler se despierta cuando una de las mujeres vuelve con una cantidad inusual de comida. “Te dije que nos darían más comida si les decías que están aquí”, afirma exultante la otra. En otro momento de la película, el Dr Who y David, también de la resistencia, se encuentran con Craddock quien vende comida a los esclavos mineros a cambio de joyas y dinero. Este también resultará ser un traidor en última instancia. Este par de escenas en nada infantiles, recuerdan, salvando las distancias (que son casi galácticas), al estado de decadencia moral descrito por Michael Haneke en su particular visión del Apocalipsis, “El Tiempo del Lobo”. ¿Tres pies al gato?

Siendo menos osado, la invasión si que nos remite de nuevo a los Nazis. Las imágenes de un Londres invadido por los Daleks supongo que retrotraerían inmediatamente a los británicos a las del Londres bajo los V1. Que la invasión se haya materializado y que además existan colaboracionistas entre los invadidos añade tintes aun más turbulentos y turbadores al asunto.

Por el lado de la comicidad involuntaria, los decorados y las ropas de los supervivientes no parecen provenir del año 2150 sino más bien de doscientos años antes. Para ser concretos, de 1966. Yo a esto le encuentro su punto gamberro porque los miembros de la resistencia y demás esclavos son personajes normales, calvos, barrigones y que visten gorras y chaquetas de lana a la moda más puramente obrera. Que sean ellos quienes se revelan contra los Daleks resulta sutilmente subversivo.

Otro momento hilarante ocurre cuando las motivaciones de la invasión Dalek son finalmente reveladas: Planean vaciar la Tierra de su núcleo para convertirla en una gigantesca nave espacial con la que proseguir sus conquistas. De risa.

Concluyo. Muchos críticos de la peli (normalmente los mas acérrimos fans de la serie) le reprochan su falta de desarrollo de personajes. Y es cierto. La sobrina del doctor tiene menos importancia aun en la historia que Julia Roberts en “Ocean’s Eleven”. Pero el retrato de una sociedad invadida no perfecta y ver a los Daleks haciendo travesuras de verdad compensa con creces. Solo queda una pregunta ¿para que coño hay un Dalek en el fondo del Támesis?

Como postre, les ofrezco dos curiosidades. Primero, sepan que “Dalek’s Invasion of Earth: 2150 A.D.” es uno de los primeros ejemplos de publicidad encubierta en el cine. En 1966, los cereales Sugar Puffs utilizaban a los Daleks como reclamo publicitario. Pues bien, gracias a una contribución económica al presupuesto de la película, las calles del Londres en ruinas estan cubiertas de carteles de Sugar Puffs.

Segundo, aquí tienen el trailer original de la película. La calidad del sonido es demencial pero merece la pena. Disfruten. Y no coman muchas torrijas.



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3 Comments:

At mayo 20, 2005 2:53 p. m., Anonymous Anónimo said...

¡¡Los Daleks!! Siempre se han contado entre mis malvados favoritos.
Los Daleks eran evidentemente vulnerables a las escaleras, pero nadie en la película parecía darse cuenta de esto.
Recuerdo cuando era niño que una tía mía tenía una lavadora igualita a un Dalek. Daba más miedo que los de la peli.

 
At mayo 20, 2005 3:00 p. m., Blogger Dr Zito said...

Pues le recomiendo el quinto episodio de la nueva temporada (en su P2P mas cercano). Ahi se resuelve el enigma de las escaleras.
Encantado de tenerle por aqui. Prometo no tirarle piedras! ;)

 
At mayo 20, 2005 3:07 p. m., Blogger Dr Zito said...

Pues le recomiendo el quinto episodio de la nueva temporada (en su P2P mas cercano). Ahi se resuelve el enigma de las escaleras.
Encantado de tenerle por aqui. Prometo no tirarle piedras! ;)

 

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