martes, marzo 08, 2005

Veintinueve días después

AVISO:
El post que encontrarán a continuación contiene revelaciones psicopáticas y obsesivas de su autor.

Casi todos los blogs que frecuento, en algún punto atravesaron momentos de crisis, de dudas, en los que sus responsables se preguntaron hacia dónde seguir y, en otros casos, si continuar siquiera. Así le ocurrió a Mondo Píxel o a Adultolescente, blog este último que de hecho feneció para luego, afortunadamente, ser resucitado.

Hace un mes que abri el Gabinete y no he necesitado tanto tiempo como John Tones o David, para empezar a preguntarme si todo esto merece la pena.

Veintinueve días después, pocos, cada vez menos, visitan este rincón (muchas gracias, por cierto, por su visita). Toda una ristra de posts con 0 comentarios. Es cierto que es aun muy pronto, que acabo de parir esta criatura. Es cierto que en poco tiempo he llegado a cumbres que nunca esperé; ser mencionado (elogiosamente) en el Focoblog; ser linkado (sin pedirlo) por mis admirados Adultolescente y El Cronicón Cinéfilo; conspirar un post conjunto con Alex Werden

Pero soy más vanidoso de lo que creía.

Vanidad por la aprobación de aquellos a quien admiro, mis referentes, los que sin saberlo me empujaron a tener un blog propio. Aunque siempre están esas marcianas visitas de Suecia, Emiratos Árabes, o Taiwán donde no conoces a nadie en absoluto, que te encienden las ganas de perseverar.

Soy de aquellos a los que les gusta ser reconocido, ya lo ven.

Hace muchos años ya que abandoné por completo mis sueños de convertirme en escritor. Casi me da pudor decirlo de esta manera. Pero es que me refiero a esa edad en la que no nos da pudor expresar los deseos mas simples y salvajes. Y sí, lo habrán adivinado. Cuando te haces menos joven, el Tiempo te grita que no hay experiencias sobre las que escribir y que tu imaginación no es capaz de inventarlas de la nada.

Pensé que escribir fragmentos en un blog seria más sencillo que todo aquello.

Oxidado, he retomado mi estilo, si alguna vez lo tuve. Demasiado tiempo de silencio, demasiados textos científicos, en los que intentas deslizar una metáfora, un párrafo con cierto ritmo. Pequeños pasatiempos. Laborterapia. Escribirles a ustedes representa volver a sentir el placer de malear el idioma, la frustración de no conseguirlo. Bastante más complicado y gratificante que el trabajo diario. Y estoy contento con el resultado. Creo que algunos post han quedado bastante bien. Todavía tengo problemas con el condicional y el subjuntivo; se me escapan demasiados lugares comunes, palabras-baúl, injerencias del idioma Exterior. Pero solo por esto prácticamente merece la pena continuar. Sin embargo, las comparaciones con las plumas (con perdón) de Absence, Satanasito, El Palimpsesto (y los ya mencionado, y tantos otros, no se me enfaden) le dan ganas a uno de correr a esconderse en el lugar de donde vino.

En cuanto a los contenidos, sigo creyendo que es mejor hablar de casi cualquier cosa. No se que les parecerá a ustedes. Me resisto a especializarme, básicamente porque se muy poco de casi todo. No voy a fingir. Dicen que ser cinéfilo es hablar de películas que no has visto como si lo hubieras hecho. Ya hago eso bastante en mi vida cotidiana y no quisiera caer en ello también aquí. Sin embargo, con respecto a la variedad de temas, no están todos lo que son. Apenas les he hablado de cine, algo que presumía iba a ser un tema recurrente, precisamente porque he visto muy poco en estos últimos tiempos; llego demasiado tarde y cansado a casa como para algo mas que un capitulo de la original encarnación de Star Trek. Pensaba también hablarles de cuestiones más personales, de mis experiencias aquí en los Fríos Exteriores o de mi opinión de lo que se le por esos mundos pajeros de Dios. Pero hasta ahora he sido bastante superficial. Es mucho más difícil de lo que creía escribir post más sustanciosos, en especial cuando piensas que casi nadie los lee. Aunque, podría ser perfectamente al revés.

He seguido casi todos los consejos del gran Absence y de Alex Werden, quien ya me avisó de que poco queda cuando pasa la tormenta de amistades y conocidos a los que has masacrado con spam tras la inauguración. Si, ya se que me aconsejasteis saber esperar; encontrar y no buscar.

Pero también soy más impaciente de lo que me hubiera gustado creer.

Hay un miedo siempre presente. Ese miedo a que el tiempo descubra tus méritos, tu voz propia. O más terriblemente, tu falta de ella. Continuar significa conocer la verdad. No suelo estar de acuerdo con aquello de que el tiempo coloca a cada uno en su lugar (los que maltratan, lo que explotan, los que utilizan, trepan, tienen éxito, salen indemnes y no sufren remordimientos; nunca hay un rayo vengador que los fulmine); sin embargo, en este caso si que creo que es cierto y que, a la larga, todo acaba estando claro.

Tal vez haya que ser algo inconsciente para escribir un blog. Tal vez, yo no lo sea. Solo tal vez.

No quisiera que este post sonase a un lloriqueo, porque no lo es. Porque sigo.

3 Comments:

At marzo 09, 2005 12:36 a. m., Anonymous Anónimo said...

Siga. La paranoia está omnipresente aquí, pero se la puede torear. Siga. Y un saludo.

 
At marzo 09, 2005 11:02 a. m., Anonymous Anónimo said...

Yo le leo a diario y no digo nada. Como yo debe haber unos cuantos, así que no desespere. Calle y siga, que llegará a algún sitio.

Saludos,
Tones

 
At marzo 09, 2005 11:06 a. m., Blogger Dr Zito said...

Lo cierto es que estuve dudando hasta el ultimo momento si publicar este post porque, la verdad, suena a lloriqueo perruno y tal ve lo sea.
Consejo aceptado: Me callare, que estoy mas guapo (!?).

 

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