viernes, julio 22, 2005

Tres libros

Me cuentan que el verano aprieta por ahí y que en la Madre Patria hace un calor que parte el alma. Y yo aquí tan feliz, con mis veintipocos grados. Debe de ser ese enfriamiento mio el que me hace observar extrañado cómo tantos blogs echan la persiana por vacaciones. Pero no se preocupen. Su doctor preferido mantendrá este Gabinete funcionando a toda máquina un par de semanas más. Hasta que el cuerpo aguante. Pronto sacaremos el confeti y los matasuegras que guardo en el cajón porque hay un par de eventos por celebrar. Después, ya veremos.

No les voy a negar que a mi me apetecen unas vacaciones. Aunque solo sea por leer relajadamente y con tiempo por delante. Y es que acabo de salir de una de las experiencias lectoras más extrañas de mi vida: Tres meses he necesitado para terminar Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay. Que sí, que es un libraco, pero ¿desde cuándo me hace falta tanto tiempo para leer algo que me gusta? Debe de ser que me hago viejo. Mientras tanto, ahí sigue Pequeña Morla, incansable, dale que te pego con su Harry Potter VI. La otra noche se quedó dormida con el mamotreto en las manos. Animalito.

Pero ya me voy resarciendo. Por no querer darme otro atracón, comencé mi convalecencia literaria con lo último de Alex Garland, una novelita titulada The Coma. El tipo mola. Todo el mundo le pedía La Playa 2 y él, valiente, se saca de la manga una obra marciana que narra las tribulaciones puramente mentales de un hombre que cae en un coma profundo tras ser brutalmente apalizado. Poco después despierta, los médicos le mandan a casa, pero nada parece encajar. No les quiero contar más, pero la contagiosa alienación que el personaje siente ante sus viejos amigos, su secretaria, la enfermera, no es casual. Saltos, una narrativa austera y frustrante, páginas sin numerar y las ilustraciones del padre del propio Garland (caricaturista del Daily Post) contribuyen a un crear un extrañísimo y enigmático conjunto que se lee en un suspiro. Yo me regocijé sádico pensando que quizás aquel pobre hombre, después de todas sus desventuras, se despertaba en el desierto hospital de 28 días después.

Pronto caerá también Millenium People, del maestro J.G. Ballard, que en España ha sido traducida como Milenio Negro. Ballard es uno de mis favoritos, un favoritismo cimentado en sus recientes libros, porque me da suma pereza sumergirme en sus primeras obras (más oníricas y alegóricas, según dicen). Millenium People (me niego a usar el titulo en castellano) es la presunta conclusión de una supuesta trilogía, iniciada con Noches de la Cocaína y Super-Cannes. Es cierto que las tres son thrillers detectivescos y que todas despliegan el menú de psicopatías cotidianas a las que nos empuja la sociedad como fondo y trama. El libro se abre con la explosión de una bomba en el aeropuerto de Heathrow y con la investigación que David Markham, ex-marido de una de las víctimas, lleva a cabo tras el suceso. Markham entra en contacto con los residentes de Chelsea Marina, otra comunidad cerrada más (tras las anteriores Eden-Olympia y Estrella del Mar), que planea comenzar una revolución, hartos de impuestos, parquímetros, hipotecas, sanidad privada y de la pulsión consumista que el tardocapitalismo les inocula. Ya sólo el concepto de que las clases medias se conviertan en el nuevo lumpen me fascina, aunque reconozco que la idea también me resulta tan ridícula que temo que Ballard fracase en el intento de hacerla verosímil.

También creo que me atreveré finalmente a sacar del armario Cloud Atlas, del superpremiado David Mitchell. Uno de esos libros que compras en un impulso, porque te lo recomienda alguien de quien jamás lo habrías esperado. No les puedo contar mucho sobre él, más allá de que me tiene intrigadísimo. Presuntamente, la narración comienza con un notario norteamericano que en el siglo XIX escribe un diario mientras viaja en barco hacia las islas del Pacifico. Estos diarios son desenterrados 80 años más tarde por un joven compositor británico que trata de desbancar a su sifilítico maestro. El aprendiz conseguirá su objetivo y contará su historia en cartas dirigidas a su amante y que salen a la luz cuando éste, un científico nuclear, es asesinado en los 70. El crimen es investigado por una periodista, cuyas indagaciones la llevan a un editor en Londres que es finalmente internado en una “casa de descanso”. En un oscuro futuro cercano, un clon esclavo ve el telefilm basado en la vida del editor mientras espera a ser ejecutado. El libro se cierra con el relato de un nuevo salvaje que, tras la caída de la civilización, se ha refugiado en las islas del Pacifico donde el libro comienza. Un juego de muñecas rusas que no suena nada mal, ¿verdad?

5 Comments:

At julio 22, 2005 1:26 p. m., Blogger La-Ruina said...

Algo me dice que COMA cae.

 
At julio 22, 2005 8:01 p. m., Blogger Higronauta said...

Creo que, llegada la época estival, es momento para empezar a adentrarme en el universo de Ballard. A parte de Crash, ¿me recomiendan alguna otra obra para iniciarme?

 
At julio 22, 2005 8:54 p. m., Blogger Dr Zito said...

Hombre, le diris "Rascacielos" o "Las Noches de la Cocaina". Tenga cuidado con "Crash" que la traduccion al castellano, al menos la que yo tengo, es funesta.

Pero por aqui seguro que hay gente de bien mucho mas docta que yo en Ballard. Que piensan ustedes?

 
At julio 23, 2005 8:58 p. m., Blogger golgi said...

Joder macho, la reseña del último libro es de locos. A lo único que incita es a tirarse por una ventana antes que leerlo. Los otros dos pintan bien.

 
At julio 25, 2005 8:25 a. m., Blogger Higronauta said...

Gracias por las recomendaciones don Zito, anotadas quedan. Por cierto, ¿quién es el elemento que ha traducido la edición que usted posee de Crash? (lo digo para ir ojo avizor...)

 

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