miércoles, noviembre 09, 2005

Project Grizzly

Antes de Morgan Spurlock o Michael Moore, el documental también existía.

Más humilde y sincero que aquellos, Project Grizzly (1996) es un cuasi-desconocido film canadiense, primera parte del implícito tríptico sobre la obsesión dirigido por Peter Lynch (que se completa con The Herd y Cyberman). Esta joya del género documental y del humor involuntario (por parte de su protagonista, al menos) narra las tribulaciones de Troy Hurtubise, una especie de Don Justo Gallego canadiense, de profesión chatarrero, quien a causa de un traumático encuentro con un oso pardo en las Rocosas canadienses, acomete, como por precepto divino, la tarea de construir un traje “a prueba de osos.”

En primera instancia, uno podria quedarse tan solo con la comedia absurda que se nos ofrece de inmediato. Y es que resulta imposible no desternillarse de risa cuando a los pocos minutos Hurtubise nos muestra su creacion: El Ursus Mark-VI. Un coloso de plástico rojo y blanco (ahí lo tienen), de casi 70 kilos de peso, con cota de malla y capas de titanio a tutiplén y con el que prácticamente no puede andar puesto. Más tarde, la carcajada deviene en mayuscula cuando le vemos someter al traje y a él mismo a todo tipo de descerebrados stunts al más puro estilo Jackass: Disparos, explosiones, troncos voladores à la Ewok, camionetas que le embisten a toda velocidad, terraplenes...

Pero Project Grizzly no se reduce a una simple broma. Si la película ha adquirido el status de pieza de culto y Hurtubise se ha convertido en un reverenciado superhéroe de barrio, parodiado incluso en Los Simpsons (en el episodio "The Fat and the Furriest"), ha sido sin duda gracias a su carismática personalidad.


A lo largo de los 72 minutos que dura el film, Troy nos presentará a su familia y su vida cotidiana; nos relatará de manera magnética y en un tono casi místico su infancia y el encuentro ursino que por poco le cuesta la vida. Durante este trayecto, se hace difícil no encariñarse con el personaje, contagiarse del entusiasmo y vitalidad con la que lo afronta todo. Porque el tipo derrocha esa pureza e ingenuidad que hacen tan atractivos a los convencidos de corazón. Cierto es que alguno de los momentos más "intimistas" (por decirlo de alguna manera) de la narración tambien constituyen algunos de los mejores gags: Como por ejemplo cuando declara sin pestañear que de igual manera que su padre reconstruyó con sus propias manos un poblado iroqués para crear un parque temático, su misión en la vida, su legado, su destino, sera la creación del traje anti-osos definitivo.

De hecho, uno de los momentos cumbre, y por tanto más irrisorios, de la película ocurre cuando Troy se prepara para su enfrentamiento final con el old-man en mitad de las Rocosas. Le vemos en la ladera de un monte, ataviado con unos pololos blancos y su inconfundible boina roja, realizando enérgicos ejercicios de karate mientras en lontananza, tres de sus ayudantes, traen a caballo las partes del traje que acto seguido se colocará. Y todo ello para acabar comprobando dolorosamente segundos más tarde que su invención no le permite siquiera mantenerse de pie en terreno inclinado.


Pero no me entiendan mal. Nos encontramos en un territorio más allá del de la simple mofa al monstruo de feria, al chalado de turno, a la que estamos desgraciadamente acostumbrados. La película no pretende sancionar una superioridad de zoo, sino mostrar que los logros humanos más notables frecuentemente pueden encontrarse allá donde menos lo esperamos. En realidad, Project Grizzly es un sencillo canto a la belleza de lo futil; la insólita historia de un Quijote moderno que persigue infatigable un sueño imposible, enfrentado a obstáculos irremediablemente insalvables. Como todos nosotros.

10 Comments:

At noviembre 10, 2005 9:03 a. m., Anonymous Anónimo said...

"Silghtly Unsettling", dice la portada...Pero por la Madre del Cordero... sólo con leer la reseña ya me unsettleado de pies a cabeza.

 
At noviembre 10, 2005 11:09 a. m., Blogger Kelzor said...

Otro más que me apunto a la lista de "pendientes".

 
At noviembre 10, 2005 2:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Gracias por la reseña: me han entrado unas ganas locas de verla.

 
At noviembre 10, 2005 2:57 p. m., Blogger nobody said...

Me alegro de ver que su blog ha vuelto a estar lleno de vida, aunque he estado observándole agazapado desde que anuncio su vuelta desde mi posición camuflada a traves de mi mira...

Interesante entrada, intentaré ver este documental, ante este tipo de entrañables personajes uno se plantea si habría que encerrarlos o si en camio son el loco más cuerdo de todos los locos...

El mundo necesita más Quijotes.... (o no?)

Saludos

PD: La autoridad militar me informa que le ha restituido su link tras su vuelta a la blogsfera, Dios le guarde por muchos años...

 
At noviembre 11, 2005 9:35 a. m., Blogger Mar Toscano said...

"En realidad, Project Grizzly es un sencillo canto a la belleza de lo futil; la insólita historia de un Quijote moderno que persigue infatigable un sueño imposible, enfrentado a obstáculos irremediablemente insalvables. Como todos nosotros"

Eso es leer entre líneas y lo demás es tontería. Ahí, se nota que has exprimido la película y encontrado su significado puro. Joé doctor, cuando se pone místico ;>

 
At noviembre 11, 2005 10:29 a. m., Blogger Pussy Galore said...

Pues si que es un gran flim.
Deja de quejarte del frio. Aqui hace mas :)

 
At noviembre 11, 2005 10:57 a. m., Blogger Dr Zito said...

Pussy, me parece que hace precisamente el mismo frio. Jijijijiji...

 
At noviembre 11, 2005 11:29 a. m., Blogger Unknown said...

Si, abrirnos los ojos a los entresijos subliminales de películas como esta hacen que queramos acercarnos a ellas. Gracias Doc.

 
At noviembre 11, 2005 11:31 p. m., Blogger Pussy Galore said...

Su ubicacion me despista un poco, pero puestos a bajarse "legalmente" algo de las slits, no olvide I heard it throut the grapevine. Es mi favorita.
En topless,
P

 
At noviembre 16, 2005 9:24 a. m., Anonymous Anónimo said...

A mi me suena haber visto a este tío por la tele pero no sabía que tenía su propia peli: gracias mil.

 

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