martes, diciembre 20, 2005

Deranged

"I'm deranged
Deranged my love
I'm deranged down down down
So cruise me babe
, cruise me baby"

David Bowie, Deranged

Me encuentro ya en Ciudad Mandril como parte de mi peregrinaje navideño. Son estos días poco dados al posteo, menos de lo que creía, para serles sinceros. La familia me reclama y es difícil sustraerse a su llamada. Hoy sin embargo parece que tengo un rato más o menos tranquilo, solo para mí y me he acercado a abrir el Gabinete (olía ya un poco a cerrado), para reunirme con ustedes y hacerles un (de nuevo) extemporáneo comentario de Choque, el último corto de Nacho Vigalondo.

Como ya sabrán a estas alturas, Choque es la historia de Diego, un trepa bastante capullo que junto con su novia Lorena (la de mi clase se llamaba Natalia, la de la suya, quizá, Leticia) descubren, para su gozo primero, para su pesar después, el misterio oculto de unos autos de choque en los sótanos de la Gran Vía. Y será finalmente a su pesar, porque tras la inicial algarabía, unos desagradables invitados colocarán a Diego en el vértice de una espiral de descontrol y locura extrema, que ríanse ustedes de las personalidades múltiples y las bilocaciones de Carretera Perdida.

Parece ser un ejercicio obligado establecer paralelismos entre Choque y 7:35 de la mañana, el multipremiado, nominado y archifamoso corto de Vigalondo. Y este es un juego divertido al que no me resistiré a entrar. Creo haberle leido al mismo Vigalondo decir que Choque gustará a quienes odiaban 7:35 y viceversa, y puede que tenga parte de razón en tanto a que Choque es más sutil en su lenguaje y en sus referencias, menos explícito en su comicidad amarga, menos liviano si quieren. Que Diego se vista de chaqueta, que Vigalondo abandone sus patillas habla más claro pero no más alto que la frase inicial "¿Sabes por qué de pequeños no teníamos stress?"

Para "colmo" Choque tampoco culmina con un chiste explicativo que desvele tramas o resuelva incógnitas. No posee una clave para entender todo lo anterior, que aclare que el psiquiatra está en realidad muerto o que Tyler Durden está en realidad en tu cabeza. Pero es que lo importante ha ocurrido bien antes. Por ello es comprensible que alguien que espero encontrar un último retruécano como en 7:35 pueda preguntarse al entrar los títulos finales, ¿Ein?


Porque Choque es, por encima de casi todo, la historia de una obsesión, una además muy masculina: La de aferrarse a lo absurdo, a lo totalmente falto de práctica. Y es por eso que más que los paralelimos, lo interesante es la consistencia temática que Vigalondo desvela. Y es que si observan atentamente, verán que existe una continuidad entre 7:35, Domingo (su corto para el Notodofilmfest) y Choque: La de la comedia perpetua de la incomunicación entre los sexos. Esa misma que le lleva a uno a llenarse de dinamita para poder contarle cómo se siente a la chica de sus sueños (una estrategia bastante extrema contra el rechazo, por otra parte), o a aguantar a su novia gritando en pos de la cinta con las vacaciones en Turquía justo en el momento más importante de la Historia de la Humanidad o a sentirse abandonado e incomprendido ante el peligro de un duelo de repercusiones cósmicas. Y si no me creen, prueben a sustituir la última frase del corto por un "¿Te ha gustado tanto como a mí?" o un "¿A que ha estado bien, cariño?"

Por otro lado, también es cierto que Vigalondo no recurre esta vez a los elementos del cine de género para ofrecer su nuevo acercamiento a un tema tan viejo. No hay coreografías ni platillos volantes, quizá solo un duelo al neón y, sí, Karate Kid. Hay en cambio otros temas, creo que antes ausentes en su obra, como la (literal) lucha de clases o, quizá mejor, de juventudes.

Déjenme decirles finalmente, que uno de mis momentos favoritos en Choque ocurre cuando Diego ha de reportarse ante el guardia de seguridad del recinto por los disturbios que él mismo está causando, y la situación se enturbia aun más en su contra cuando comienza a explicarle, como lo hacíamos ante el maestro cuando habíamos cometido algún acto reprobable que "han aparecido ellos y han empezado a golpearla/¿Golpearla?/Sí, con los coches". Una jocosa revisión del falso culpable Hithcockiano.

Así que me reafirmo. Yo seguiré esperando con ansia el momento de que lleguen Los Cronocrímenes. Como para no hacerlo: ¡Una película española sobre viajes en el tiempo!

8 Comments:

At diciembre 20, 2005 6:51 p. m., Blogger nobody said...

Bajando el corto, parece que promete.

Ka canción que ha elegido es magistral y una de mis favoritas, creo que entre lo mejor de "Carretera Perdida" está sin duda la primera escena, en la que se ve la carretera pasar iluminada por los faros y se oye de fondo la música...

"Funny how secrets travel
I'd start to believe if I were to bleed..."

 
At diciembre 21, 2005 1:06 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ud. lo ha entendido todo, no me queda más que decir. Mi subconsciente está en pelotas ante usted.

Por cierto, Cobeaga, cuando leyó su momento favorito del guión, lo describió como la plasmación del "falso falso culpable".

 
At diciembre 21, 2005 10:42 a. m., Blogger Dr Zito said...

Jejejeje. Me alegro hombre. No se si de verle en pelotas, pero me alegro.

Buenisimo lo del "falso falso culpable".

 
At diciembre 22, 2005 11:04 a. m., Blogger Mar Toscano said...

Pues la verdd es que yo no sabría elegir un solo corto de Vigalondo. Me encantó 7:35 y Choque es genial, y se me hacen los hocicos agua pensando en Los Cronocrímenes. Y Código 7, ¿dónde me deja Código 7? ¿Y el de la batbola? Vigaondo mola mil.

 
At diciembre 27, 2005 11:00 p. m., Blogger Hijo Tonto said...

oiga, perdone el spam, pero sepa que he vuelto. Y que es, también, su culpa.

un abrazo

 
At diciembre 28, 2005 12:16 a. m., Blogger Hijo Tonto said...

le comento que he vuelto, si, tarde. Y me tomo el atrevimiento de spamear porque es usted uno de los culpables.

 
At diciembre 29, 2005 11:08 a. m., Blogger Dr Zito said...

Pues es como para alegrarse mucho, don Hijo Tonto. Y usted spamee todo lo que quiera, que esta es su casa.

 
At enero 12, 2006 12:47 a. m., Blogger PIANISTA EN UN BURDEL said...

Da usted en el clavo, caballero.

Uno de mis cortos favoritos de Vigalondo, que a mi parecer es el colmo de la incomunicación, es Navidades 2003.

¿Ha visto usted "Tomar algo por ahí y eso"? Es otra de las cumbres de ese desolador género.

Vigalondo, nos tiene usted engañados. Se hace pasar por un cachondo, pero la procesión va por dentro. Es usted un pesimista.

 

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