domingo, julio 09, 2006

La Teodicea

…entonces miré el cielo y vi una cara. No es que realmente
la viera, pero la cara estaba allí, y no era humana; era un
gran rostro de perfecta maldad. Era inmensa, llenaba un
cuarto de cielo. Tenía las cuencas de los ojos vacías, era
metálica y cruel. Lo peor de todo es que era Dios.
"

Philip K Dick


Solitario y peripatético en su paseo por Auschwitz, Benedicto XVI se pregunta “¿por qué, Señor, has tolerado esto?” No mucho después, el arzobispo de Valencia, en la homilía por las víctimas del reciente accidente parafrasea al Pontifex Maximus y clama al mismo cielo “¿Dónde estaba Dios en ese momento?” Y es que ser católico no es lo que era. Ahora puedes ser Papa o prelado y dudar.

Es una calurosa jornada de Julio del año 307 y Lactancio, de profesión apologista cristiano, ha tenido un día literalmente de mierda. Las sandalias que compró dos veranos atrás han dicho súbitamente basta y se han desintegrado. Una auténtica tragedia dado el estado en el que se encuentran las calles de Constantinopla por estas fechas. Y es al mirar sus pies manchados con ignominiosas e innombrables sustancias cuando nuestro láctico amigo plantea por primera vez y sin saberlo el problema que 1403 años después Leibniz llamaría de la Teodicea: ¿No contradice la existencia de Dios que el mundo sea un lugar tan injusto?

Porque, argumentó Lactancio, o bien Dios quiere impedir el Mal pero es incapaz de hacerlo (lo cual mandaría al carajo Su omnipotencia) o bien puede impedirlo pero no quiere (¡entonces Dios es malo!) o tal vez ni quiere ni puede (aun peor, ¡un Dios malo y débil!) o quiere y puede hacerlo, lo cual es refutado por la existencia misma del Mal. Vaya lío. Esto mismo lo vino a decir Camus mucho tiempo más tarde cuando dudó públicamente de la existencia de una deidad que permitía el sufrimiento de los niños. Pero claro, él lo dijo en francés y así quién no te toma en serio.

Tan peliagudo problema lo arreglaron los gnósticos afirmando que el Mundo no fue creado por el Dios bondadoso y todopoderoso que nos han grabado a fuego (a algunos) desde pequeños sino por una deidad menor, por un Demiurgo malvado y juguetón que inventó la imperfección y la materia. Sin embargo el gnosticismo resultó ser como el formato Beta de las religiones: Era mejor que el VHS del cristianismo ortodoxo, pero este ultimo acabó imponiéndose por razones estrictamente comerciales.

En Febrero de 1974, Philip K Dick afirmó haber contemplado fugazmente con sus propios ojos al Demiurgo (llámenle Palmer Eldritch, llámenle VALIS). Nadie le hizo demasiado caso. Como para hacerlo. Su historial de paranoias y desequilibrios era ya extenso. Sobre todo teniendo en cuenta que ese día venía, y no es broma, del dentista. De entre los múltiples fenómenos que a partir de entonces declaró estar experimentando, Dick afirmó llevar una doble vida, como él mismo y como un cristiano perseguido por los romanos en el siglo I llamado Tomás. El Imperio nunca cayó. Contengan su risa: Dick adquirió el don de la Xenoglosia y en raptos era capaz de hablar griego antiguo, una lengua que nunca había estudiado.

Crumb lo explicó mejor. Pinchen en la imagen y disfruten.

Regresemos ahora a Julio de 2006, a Newcastle, donde Linda Walker despierta después de haber sufrido un infarto. El inicial alborozo de sus familiares se transforma en estupefacción al oírla hablar. “Esta no es mi Linda,” declara su hermano, “suena como uno de esos asylum seekers.” Y es que la pobre sufre el Síndrome del Acento Extranjero y ahora habla una extraña mezcla de jamaicano, Canadiense y eslovaco. Linda, como le ocurrió a Dick, declara que ha perdido su identidad y que le cuesta reconocerse a si misma. Quizá también algo así le sucedió a Ratzinger ante las puertas de Auschwitz, solo, compungido, vestido de blanco.

8 Comments:

At julio 10, 2006 10:34 a. m., Anonymous Anónimo said...

Felicidades Dr.S por volver por sus fueros. Salud y rep

 
At julio 12, 2006 1:09 p. m., Anonymous Anónimo said...

Qué hermoso post. Muchas gracias.

A mí también me aprece indignante que Ratzinger dude de esa forma. Yo pensaba que él era el hombre indicado para volver a dar a la Iglesia Católica un estilo más medieval, más auténtico. Pero va a resultar ser otro maricomplejines.

 
At julio 12, 2006 1:49 p. m., Blogger Dr Zito said...

Como me dijo hace poco alguien muy querido: Benedicto no cree en Dios.

Los papas de antes molaban mucho, como usted dice: Tenian ejercitos, follaban y quemaban herejes a cascoporro. Ahora son amables estrellas mediaticas y solo les falta hacer stand-up comedy. Aun asi, Ratzinger tiene mas conflictos internos que Spiderman y, oiga, eso a mi me gusta. Por eso me genera mas simpatia que el buenrollismo de un Juan XXIII o un Wojtyla.

Gracias a usted por sus parabienes y su distinguida visita. Bienvenido. Ah, y tengame cuidado con Federico.

 
At julio 13, 2006 4:40 p. m., Anonymous Anónimo said...

"Distinguida visita"... sin duda me confunde con otro.

En cualquier caso no pasemos por alto el frikismo, un poco soterrado, del anterior Papa, Juan Pablo II El Cyborg. "Un polaco con un ano de plástico", como lo definía un buen amigo mío.

Y no olvidemos que se trataba de un Papa que ESQUIABA.

Totalmente de acuerdo, por otro lado, en lo de los conflictos internos de Ratzinger. Esa mirada parece decir: "yo he visto cosas que vosotros no podríais creer".

 
At abril 20, 2007 11:41 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ufff! ¿pero de qué estais hablando?
A buen entendedor... A ver, para los que no entiendan: ¿dónde estaba Dios? tradúzcase ¿en qué momento se olvidaron de Dios para llegar a ésto?
Es cuando el hombre se olvida de Dios, cuando comete las mayores atrocidades... incluso las pequeñas.
Hemos sido creados libres. Podemos optar por el bien o el mal. En nuestra mano está. Pero en ése camino no estamos solos; la Iglesia (que no son sólo los sacerdotes... si no todo bautizado) está para ayudarnos y guiarnos. Y aquí volvemos a lo mismo: cada individuo debe utilizar su libertad para aceptar o no esa ayuda.
Dios jamás se olvida del hombre. No puede por definición. Pero el hombre sí puede olvidarse de Dios.
Dios no quiere el sufrimiento del hombre; es el hombre el que daña a sus semejantes con sus actos.
Dios no es malvado al permitir el dolor y el sufrimiento; pero respeta la libertad del hombre y no puede oponerse a ella.
Al final todos seremos juzgados por nuestros actos. Todos sin excepción, y tendremos que dar cuentas del uso de nuestra libertad.

La pregunta es buena: ¿dónde estaba Dios? ¿dónde estaba Dios en la vida, en el corazón de los hombres que cometieron esos actos?

 
At abril 20, 2007 12:42 p. m., Blogger Dr Zito said...

Su interpretacion es interesante, reconozco no haber pensado en ella. Sin embargo creo que las palabras del Arzobispo de Valencia la contradicen abiertamente.
Y bienvenido.

 
At abril 23, 2007 12:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

La verdad es que llegué a su blog por pura casualidad.

La pregunta del Papa en su visita a Auschwitz, no tiene otra interpretación, que la que ya he intentado explicar.. quizás torpemente.
La pregunta habla de nuestra relación con Dios, y de la presencia de Él en nuestros actos. Cuanto más alejados, más facil caer. Y como ya dije, no solo en los actos más escandalosos, como los campos de concentración, ... tb en los actos más pequeños y cotidianos: una mala mirada, un insulto, un desprecio a nuestro prójimo... esas pequeñas cosas que pueden convertir nuestra vida y la de los demás en un infierno...

En éso me centré el otro día; no caí en la cuenta en explicar que se estaban comparando dos preguntas idénticas, en dos contextos diferentes.

No recuerdo en qué quedó el accidente de Valencia; si fue fallo humano o mecánico.
La pregunta tb es válida, pero quizás más dificil de entender... y más aún desde un punto puramente humano. Me gustaría poder leer la homilía completa... pero no dispongo de ella.
El tema del dolor ...el que no es provocado por los semejantes... (pe, el de la enfermedad) siempre es traido para intentar demostrar la inexistencia, o la maldad de Dios.
Aquí volvemos al tema de la libertad. El dolor y la muerte es consecuencia directa de la negación de Dios. Todos recordamos los pasajes del Génesis donde se relata la creación, la caida de Lucifer (el ángel de mayor prefección que no quiso servir al hombre, por ser inferior a el)... y la caida de Adán y Eva... Negar a Dios usando de nuestra libertad nos lleva al dolor. Dios, por definición es Amor. Negarle a Él es negar al Amor. Es afirmarse en la ausencia de Amor... que es como se define al infierno: ausencia de Amor.
...bueno, que me pierdo...
Por el pecado, el original, entra el dolor en el mundo. Ley de acción y reacción: todo acto, por muy privado que sea, tiene una consecuencia en nosotros, y en todos los que nos rodean.
Cuántas veces nos hemos tropezado con una piedra. Sería estúpido culpar a dios por tropezarnos con una piedra. Nadie ha tenido la voluntad de poner esa piedra en la calle con el objetivo de hacernos tropezar. ¿es que debería venir Dios a quitar esa piedra para ahorrarnos un dolorcillo puntual? ¿dónde ponemos el límite?
Parto de que el accidente de Valencia es puramente casual; que nadie es responsable directo.
Estamos cansados de ver pequeños accidentes que se convierten en catástrofes...
¿debería Dios impedirlos? ¿hasta qué punto? ¿dónde ponemos el límite?
Los que son padres saben perfectamente que no pasa nada cuando su hijo cae al suelo. ¿debería el padra acolchar la habitación para que su hijo no tropiece? No. Saben que eso le enseñará. Lo importante es levantarse y aprender de las própias limitaciones.
La pregunta "¿dónde estaba Dios?" es buena, pero debe entenderse. Nos interroga de nuevo sobre nuestra relación con Dios. Algo insignificante a priori, puede provocar una catástrofe. ¿Qué pasaría si nos enfrentásemos a esa situación? Al morir no nos llevamos nada; sólo nuestros actos... y es aquí donde comienzan las preguntas más importantes de nuestra existencia: ¿cómo se puede resumir mi vida? ¿qué huella he dejado? ¿dónde estaba nuestro corazón? ¿dónde estaba el Amor en mi vida? ¿dónde estaba Dios? sí, en mi vida.

 
At abril 14, 2008 11:51 a. m., Blogger Sergio said...

Vamos por partes dijo Jack.

La existencia del mal en la tierra no niega ni aprueba la existencia de Dios, ni su bondad, ni su maldad desde que, se supone, nos regaló el libre albedrío. Lo que aquí suceda es nuestra responsabilidad, no podemos descargar la culpa en sus espaldas como si Él se entretuviese en movernos el subsuelo o hacer que nuestro equipo de fútbol gane (o pierda) un partido de la liga.

El Papa dudó, el Obispo de Valencia dudó. Recuerdo que dicen que dicen que Jesús durante su crucificción dijo algo así como "Padre mío ¿Por qué me has abandonado?". Basándome en esto concluyo que la duda es consustancial con ser humanos. Benedicto, entonces, es humano y no un cyborg como yo venía creyendo.

Aparte de eso, hay quien dice que Dios existe y atiende en Washington y que cambia su rostro según conviene...

Y Phillip K. Dick no estaba loco, solo veía más allá y no lográbamos comprenderlo, después de todo...

...los androides sueñan.

 

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