viernes, junio 03, 2005

Sin City

Lo prometido es deuda. He aquí el relato de una experiencia cinematográfica memorable. Sin City.

Como acabo de llegar de la sala de proyección y aun me cuesta desenmarañar mis pensamientos, déjenme que comience por la parte fácil. También déjenme decirles que jamás me he asomado a uno de los comics de Sin City. Por tanto aquí no encontrarán una reseña que compare aquella obra con esta, que juzgue la exactitud de sus parecidos, que, en definitiva, se pierda en los detalles.

Sin City adapta a la pantalla, mejor dicho, traduce al lenguaje del cine, tres novelas gráficas de Frank Miller: “El duro adiós”, “Ese cobarde bastardo” y “La gran masacre,” además de la historia corta “La novia vestida de rojo”, ambientadas todas ellas en la Ciudad del Pecado, un lugar atemporal y ficticio, conglomerado de influencias culturales diversas. Estas cuatro historias se articulan y entrecruzan a la Pulp Fiction, es decir, de forma no lineal. Los cuatro relatos están narrados por las voces en off de sus respectivos protagonistas (con una ligera excepción) al más puro estilo cine negro de los 40. No voy a resumírselos, porque no tendría ningún sentido. Solo diré que su denominador común es una metrópolis en bancarrota moral, donde, como es habitual en el mundo real, los más poderosos son a la vez los más depravados y en el que los arrebatos de amor, de honor, de deseo, están bajo constante amenaza, condenados al descrédito y a la futilidad. Sin City es un lugar en el que los humanos se depredan unos a otros, un lugar donde una vida apenas significa nada.



No esperen encontrar en Sin City cine de acción al uso (ocasionalmente incluso juguetea con lo experimental). Las peleas, los tiroteos, los asesinatos son puntuales, abruptos, tropezados. Esto no es X-men o Matrix. La película se centra en recrear una atmósfera pastosa de crueldad y depravación, en la que el sufrimiento es palpable y continuo (no en vano casi todos los personajes son culpables o sujetos pasivos de muertes dolorosas y lacerantes torturas), una atmósfera que parece inocular de fracaso a todas las ilusiones de sus protagonistas. Hay, literalmente, decenas de elipsis, y un sabio uso del fuera de campo. En algunos de los momentos más violentos, la estética comic se acentúa y pasamos a ver solo siluetas en negativo (de forma parecida a como en Kill Bill vol. 1 se utilizaba el blanco y negro durante la fase más gore de la pelea contra los 88 maniacos). Todos estos recursos ayudan a que la violencia ambiental de la que les hablo se haga corpórea.

Sin City auna el inmenso poder kinético del cine (la k es por mi propio bien) , y su fluida y fisicamente impactante narrativa, con la potencialidad de las imágenes estáticas para rebuscar en nuestros más vulnerables rincones, allí donde al cine le cuesta tanto llegar. Porque el comic no impone restricciones físicas ni sufre de malos actores y además, invoca la ayuda del espectador, quien ha de completar los intersticios entre viñetas con su imaginación.



Casi todas las adaptaciones de tebeos han fallado en integrar estas dos fuerzas: Dick Tracy, por ejemplo, se esforzaba noblemente en el apartado visual pero como espectáculo filmico era más bien defíciente. Por el contrario, Los Cuatro Fantásticos, parece que será un ejemplo del camino opuesto. Salvo tal vez Hulk, no se me ocurre ninguna otra “adaptación” que haya hecho un uso tan soberbio de los elementos de ambas formas artísticas como Sin City. Si la exageración y la estilización son las marcas de su origen gráfico, la voz en off, la acción y el movimiento implacable constituyen las aportaciones cinematográficas a la narración. Que Marv (un sorprendente y competente Mickey Rourke) sea una fuerza de la naturaleza desatada por el asesinato de su idolatrada Goldie (Jaime King) queda seguramente patente en el comic, pero no es hasta que le VEMOS atravesar puertas y parabrisas bajo una torrente de balas, no es hasta que le vemos moverse, que de verdad puede entenderse la fuerza irracional y sobrenatural que lo impele.



O tomen el caso del Senador Roark, (estupendamente interpretado por Powers Boothe) cuya aparición me produjo una sacudida en las entrañas. Estoy seguro de que cuatro imágenes en el comic bastan para entreabrir la trampilla y hacernos intuir la inenarrable maldad de este hombre. Pero es su presencia casi vampirica en el film, sus ojos, que jamás se apartan de uno, los que de verdad te arrean la patada en el estomago. Y así podríamos continuar con otras muchas gemas que el film atesora (Jackie Boy mordiendo su mano recién amputada para liberar su pistola; la banda de letales prostitutas; la matanza Peckinapahiana), que supongo fueron paridas por Miller, pero que cobran una inaudita visceralidad una vez puestas en movimiento.



Podría quejarme de que en ocasiones los diálogos suenan acartonados o de que algunos actores no dan la talla (Jessica Alba no esta mal pese a mis recelos); o de que los “buenos” gocen de una enervante y tintinesca inmunidad de guión, no obstante necesaria para que la película dure más de veinte minutos. Pero estas son minucias: Sin City es una obra de arte magnífica, que va mucho más allá de ser un vertido técnicamente brillante de un comic a la gran pantalla.

Pues eso, que me ha gustado.

ACTUALIZACION

El bueno y sabio de Alex Werden ha escrito un post sobre Sin City, perfecto complemento de este que acaban de leer, en su Cultura Heterodoxa. Una visión juiciosamente ponderada por una pasión por el comic original que, pueden estar seguros, no le nubla el juicio. Pásense, pásense.

6 Comments:

At junio 03, 2005 8:51 p. m., Blogger Woed said...

Que envidia! En España faltan 70 días para la fecha de estreno. Impaciente estoy.

 
At junio 03, 2005 8:51 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo de Robert Rodriguez no me fio ni un pelo pero tus palabras hacia esta película son demasiado elogiosas para pensar que ha vuelto a fracasar con un proyecto.

En fin, mayor será la espera...

 
At junio 04, 2005 11:38 p. m., Blogger Dr Zito said...

Animense, Batman llega pronto y la cosa promete.

 
At junio 07, 2005 11:10 a. m., Anonymous Anónimo said...

A mi la primera parte del filme ( el comienzo de That yellow bastard y el duro adios entero...) me pareció un filme noir violento a la altura de obra maestra...nada que envidiar a los clasicos...Rourke no deberia sorprender a nadie porque si le visteis en Manhattan sur o en el corazon del angel sabreis que fue uno de los grandes en los 80 y quien tuvo retuvo...pero a medida que la historia de La gran masacre toma cuerpo, la mano del Rodriguez más hollywoodiense y comercial, de manera sutil e insidiosa, toma un poco el mando y nos arrebata ese apaelativo de obra maestra...Clive Owen esta bien, intenta regalarnos matices con su personaje, pero no le dejan porque todo esta supeditado a la acción...pero algunos de los actores que le rodean no dan del todo la talla...con excepción de la escena del coche( no voy a destriparla) no me gusta...luego el desenlace de That yellow bastard tiene alguna pega, pero se trata de pegas importadas del comic...que es un medio diferente...lo que en un comic da igual si es verosimil o no en una peli puede ser un giro de guion un poco raro...pero no se resiente demasiado y la peli recupera un poco el pulso.

 
At junio 07, 2005 11:12 p. m., Blogger Dr Zito said...

Pues fijese, yo creo que accion la pelicula tiene la justa. Yo esperaba mucha mas, no necesariamente para bien, y me parecio mas bien parca en ese aspecto.

 
At junio 08, 2005 2:59 a. m., Blogger Alex Werden said...

No se confundan, el tebeo, y por ende, (e increible que parezca), la película no tiene acción como tal, es solo una concesión truculenta a la galería y un punto a cumplir para lograr el entorno noir y excesivo en lo dramático, (como es lo terminal de sus personajes o lo turgentes y visibles carnalmente que son las féminas).

Lo que tiene hasta la extenuación el cómic es experimentación con el trazo, la falta de él y el bicolor con colores de invitados especiales como parte de un mecanismo dramático como lo es también esas páginas con una sola viñeta, muchas veces muda.

The Big Fat Kill es quizás la historia más floja de Sin City, no le pienso echar la culpa del bajón a Rodriguez.

La película deja patente las deficiencias del tebeo mismo, (lo extremadamente breve con tanto artificio de sus historias para que quepan varias en un solo film, lo que se parecen entre sí, lo forzosamente limitado por cuestiones estilísticas de sus personajes...) y una vez más se ha reflejado que una película excesivamente fiel basada en un tebeo deja en mal lugar las inverosimilitudes del medio original, (¿recuerdan al Spiderman televisivo de traje-pijama que parecía un pervertido sexual?), cuestiones que toleramos en su obra original porque es un tebeo, pero nos cuesta tragar en las adaptaciones por prejuicios de la carne.

No obstante, el ejercicio de estilo es impecable, el resultado rabiosamente brillante. Seguro que dentro de algunos años algún ''cornudo del arte'', tal como llamaba a la crítica Dalí por como iba el Arte millas por delante de sus críticos, le pondrá alguna etiqueta de obra de estilo único como ''cine negro neo expresionista'' o algo así... y una vez más, no se entiende plenamente sin el cómic el por qué de los mecanismos y recursos de la peli y su historia, pero asombrosa e insólitamente son disfrutables ambos en paralelo sin necesitarse mutuamente para ello, (aquello de mola para ver los guiños a la historia de X o como ponen Y o resumen Z).

Es una obra condenada a ser incomprendida, maldita irremediablemente como un justo en la ciudad del pecado, que en este caso es lo que le ocurre a la innovación en un sitio tan corrupto de mercaderes como es la Meca del Cine.

Posiblemente sea la mejor película mainstream del año, lo que dice tanto de ella como tan poco de las que le rodean.

 

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