sábado, noviembre 11, 2006

La estética soviet te quita el sentido

A todos nos ocurre. De repente nos fijamos en patrones, recurrencias que nos suceden, simbólicas, numéricas, y con las que, durante un tiempo, parecemos toparnos continuamente. Supongo que esa es la definición de una tendencia: Gentes diversas, en lugares distintos, que reinventan lo obsoleto, que redescubren lo olvidado. Y el resultado es esa asociación de ideas a la que en ocasiones nos aboca la casualidad que no lo parece. De entre estas sincronías extrañas que me visitan, una de ellas es la sensación de que el arte soviet, ruso o chino, esta de vuelta, de moda. Que una vez desprovisto de sus connotaciones queda el puro disfrute estético para quien quiera disponer de él. La Historia cínicamente lo perdona todo. Y sin un telón de acero y un Pacto de Varsovia detrás de el, y con una China volcada en el capitalismo a su manera, es posible un disfrute desprejuiciado y despreocupado, y eso la verdad es que se agradece.

El arte soviet sabemos que premiaba el realismo, más o menos, a grandes rasgos. Esto ya lo hemos dicho por aquí. En China, como siempre muy suyos, reinterpretaban este decálogo para crear una corriente artística de un mal gusto maravilloso, en el que obreros, soldados y campesinos, cohabitan con carpas, niños rollizos y perros con escafandras. Muchas veces en ingenuas pero también desasosegadoras visiones de futuros utópicos, bajo cielos surcados por cohetes y satélites, a los que el Gran Timonel aseguraba llevarles. Mil años no bastarían para recomendarles lo suficiente la galeria de posters de propaganda china recopilados por Stefan Landsberger, o si lo prefieren en papel, el análogo libro. Y como ya les digo que el azar juega a los retruécanos, en Papel Continuo encuentro hace unos días esta galeria de posters chinos de salud publica e higiene.

Aquí se preguntarán ustedes, ¿no había venido este buen hombre a contarnos que lo soviet vuelve? Si. Los hallazgos continúan. Es posible exponerse, sin esforzarse mucho, a campañas publicitarias que utilizan ambientes y paletas comunistas en sus spots. Básicamente, negros, blancos y grises mezclados con la adecuada dosis de rojos intensos propios de la Hammer. Como este anuncio de Smirnoff, con su inteligente juego de muñecas rusas, o este otro de gel fijador, ambientado de nuevo en la China comunista a ritmo electropunk, y que parece mas bien un remake de bajo presupuesto de las ultimas secuencias de Battle Royale. E incluso un spot ¡israeli! en el que el Zar de todas las Rusias baila junto a su némesis Lenin para anunciar no se sabe muy bien qué. Probablemente, muy del gusto de Stalin a quien le pirraban los musicales.

Abro una matriuska...

Por si necesitan más pruebas, el avant-garde ruso está en la cresta de la ola. Y es que no hay más que echar una ojeada a las portadas de los singles y discos de Franz Ferdinand para encontrar mal disimulados homenajes, o directas copias, de Rodchenko o Lissitzky, con sus geometrías y colores planos, diseños industriales al servicio de ningún ideal revolucionario. Y finalmente como guinda (gracias Eunice por el apunte), el constructivismo ha perneado tanto en la cultura popular que Natasha Kampusch, tras su prolongado y bizarro secuestro, concede su primera y esperadísima entrevista a la revista austriaca News y se nos aparece en portada transfigurada en un trasunto rubio de Lilya Brik a punto de gritar КНИГИ!

Please, take me out.

3 Comments:

At noviembre 11, 2006 1:30 a. m., Anonymous Anónimo said...

Leche, justo, justo pensé en Lilya eso cuando vi la portada con la Kampush. Creía que era retorcimiento mío. :D

 
At noviembre 13, 2006 11:33 a. m., Blogger Unknown said...

Gracias por la info del art soviet. Sin duda, una estética interesante.

Un saludo desde La Bellota!

 
At noviembre 16, 2006 5:43 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ah por fin lo ha sacado todooo!!!!
Congrats!!

mxxx!!

 

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