
Su doctor favorito y seguro servidor es un
crooner declarado. Una vena más de mi poliédrica personalidad, como la petarda, que emerge al escuchar a
Tamara Superstar, o la torrijera, que se asoma cada vez que llega la
Semana Santa.
Resulta que en el mundo del
croonerismo y los
oldies hay menos novedades que en el campo de las series temporales. Y por eso,
Michael Bublés aparte, siempre se agradecen noticias como la que hoy les traigo, aunque no represente un golpe de aire precisamente fresco.
El mismísimo
Paul Anka, otrora eterno segundón en el olimpo de los crooners y ahora primero en la línea de sucesión por muerte o jubilación del resto, ha editado recientemente “
Rock Swings,” un disco en el que osa encajar en los patrones del swing una dispar lista de grandes éxitos contemporáneos que, ya verán ya, les hará enarcar (como mínimo) las dos cejas. Desde luego, su atrevimiento se agradece en estos tiempos de fórmulas pactadas. Y el resultado es, como les digo, cuando menos insólito.
Cierto es que hay cortes que se prestan facilones a semejante conversión: Como
Wonderwall, de
Oasis (esta versión mejora claramente aquella otra de
The Mike Flower Pops de la que nadie se acuerda), el
It’s a sin de
Pet Shop Boys o el
Tears in Heaven de
Eric Clapton. Pero que el disco refulja y brille se debe a otras opciones más inesperadas.
Por un lado, varios originales que dejan boquiabierto por su sorprendente maleabilidad y facilidad para ajustarse hasta la última arista en el molde del swing más ortodoxo. Frótense las orejas al escuchar el
Eyes without a face the
Billy Idol, el
Jump de
Van Halen,
Eye of the Tiger o, agárrense, el
It’s my life de
Bon Jovi, que
Paul abraza como su particular
My Way con guiño incluido a
Sinatra. Para el
no-crooner este perfecto encaje representará más bien la confirmación de que los originales eran pura caquita. Y no les falta cierta razón. Pero quién sabe si ante un producto final tan pulido no haya que dar la vuelta a este razonamiento, concluir que tal vez fueron creadas para ser versionadas y así acabar otorgando a Billy, Van Halen y Bon un reconocimiento póstumo
Pero el asombro deviene en mayúsculo cuando en nuestros reproductores comienzan a sonar las versiones de
Black Hole Sun de
Soundgarden o
Smell Like Teen Spirit del grupo del bello suicida ese. Dos originales de claro mal rollo y (
post)
teen angst , de rabia total y absoluta contra el mundo, que acaban siendo desarticulados y desmantelados a base de secciones de metal,
glamour y algún que otro
yeah; despojados de su carga y convertidos en envoltorios amables, luminosos y vacíos. Forma por fondo, significante por significado.
The Cure,
Spandau Ballet,
REM, y
Michael Jackson completan la selección de víctimas Quizás en esto consista la postmodernidad: La resignación a la subversión por la ironía. Pero no hay ninguna aquí, me temo. Tan solo el intento de
Paul Anka de volver por sus fueros o quizás tan solo de poder seguir pagando sus facturas. Y qué diantres, “
Rock Swings” es uno de los discos más divertidos, diferentes y originales que he escuchado en mucho tiempo (aplausos).
(Dieciseis)