martes, febrero 14, 2006

Forbidden Love

Forbidden love, are we supposed to be together?
Forbidden love, forbidden love
Forbidden love, we seal our destiny forever
Forbidden love, forbidden love

Madonna, Forbidden love.

Dedicado a todos, todas.

No. No vengo a hablarles del tema de Madonna con el que por fin ha abrazado la pista de baile y que merece a todas luces una nueva versión de los chicos de Ciccone Youth.

¿Sirve de algo ser obsequioso, generoso, valiente, entregado? ¿Estamos condenados a contemplar como todo se rompe? ¿Fragmentos? ¿Ruinas? ¿Piezas? ¿Luchamos contra una disgregadora e irresistible fuerza?

Me niego. No quiero tener más miedo. Ni al cambio ni a la permanencia. Los finales felices existen. Hay esperanza. No hace falta ninguna fe. Ningún salto en el abismo más allá de la certeza. Quizá sólo aferrarse a todo lo de arriba como a una tea en una tormenta y tomar las elecciones honesta, sincera, verdaderamente. Las que sean.

Siempre no son solo siete caprichosas letras.

(Veinte.)

lunes, febrero 13, 2006

De Cabeza


Una noche de insomnio, tiempo inmemorial. Una película extraña, una sorpresa. Un perdedor, Isela Vega. Unas gafas de sol enormes, moscas, una nevera. Honor. Un embarazo, una cabeza.

Por poco mas de diez euros pueden adquirir Quiero la cabeza de Alfredo García, del maestro Peckinpah con subtítulos y doblaje en castellano. Ya no hay excusa. Ya tardan.

Quedan veintiuno.

lunes, febrero 06, 2006

Dr Zito, Año Uno. Cuenta atrás.


El Gabinete cumple mañana un año. Doce meses de altos y bajos, de encuentros, felicidad y elocuencia, de desánimo, crisis y cambios. Muchísimas gracias a tod@s por estar, por haber estado.

Qué mejor momento que este para poner en práctica una idea con la que Satanasito me intrigó en su momento: Todo es caduco en este mundo, ya lo sabemos; nuestra probabilidad de supervivencia en el largo plazo converge a cero. Pero los blogs parecen especialmente condenados a desintegrarse abruptamente a cada paso, a morir tras cualquier sacudida que sufran sus autores. Movido por este pensamiento, Satanasito tuvo la lúcida (y que yo sepa no puesta en práctica hasta ahora) ocurrencia de abrir un blog con fecha de caducidad incluida y bien clarita. Una cuenta atrás anunciada, sabida de antemano, desde el mismo momento del parto. Cien, doscientos posts, quién sabe. Y francamente, me parece una ocurrencia genial y un final dignísimo y brillante, con traca postrera incluida, que regalarle a este modesto blog, a este inventito que creo no nos ha hecho disfrutar a ustedes y a mí durante el último año.

Si. Serán veintitrés posts, a un ritmo impredecible y variable, veintitrés dias o veintitrés meses, antes de que el Gabinete cierre por siempre y un servidor fenezca (blogosfericamente claro, aunque igual me atropella un taxi antes).

Empezamos. Quedan veintidós para el final.