jueves, abril 28, 2005

CineZito

Lo que les traigo hoy dará que hablar (espero). Una maravillosa y fascinante página en la que podrán crear sus propios cortos de animación. Emulen a sus ídolos: Einsentein, Griffith, Kiewslosky, Ed Wood, Vigalondo…. ¡Ahora ustedes también pueden entrar en el olimpo de la cinematografía!

No se lo pierdan, de verdad. Es increíblemente fácil de usar. Yo no me había divertido tanto en años. Una vez que se termina de “rodar”, pueden mandar sus animaciones a quien quieran por e-mail. Puro genio, vamos.

Por ejemplo, aquí tienen la mía como muestra.

Pero ahora viene lo bueno: El Gabinete del Dr Zito se enorgullece en presentarles el primer (y probablemente el último)


TODO FILMZITO FEST™


Si amigos. Mandenos sus animaciones a la dirección drzito@gmail.com o bien dejen el link en los comentarios de este post. Tienen de plazo hasta el domingo a medianoche. En el post del lunes listaremos todos aquellos cortos que nos hayan llegado y comenzará la votación popular. El ganador o ganadora recibirá como premio, en su propio domicilio, una caja de hipercalóricas galletas típicamente frioexteriores, en muestra de solidaridad con el monstruo de las galletas al que le han hecho la putada de prohibírselas.

Como ya se que son ustedes honrados no hace falta que les pida que manden solo una animación per capita. Luego si se quieren hinchar a votarse a ustedes mismos, en su conciencia quedará.

Díganselo a sus amigos, parejas, familiares, confesores espirituales.
Esperamos sus peliculitas con impaciencia!!!

miércoles, abril 27, 2005

Ustedes son Formidables!


Posted by Hello
Los problemas parecen solventados. Gracias por su ayuda.

lunes, abril 25, 2005

Atando cabos (I): El cine japonés me provoca cruentas dicotomias


Siguiendo las recomendaciones del gran Absence, este fin de semana en el Hogar Zito hemos visionado la estupenda “Lady Snowblood” (1973) resucitada del olvido cinematográfico, como ustedes sabrán a estas alturas, por ser el referente crudo e inmediato de “Kill Bill.”

Supongo que no soy el único que gusta de trazar modestas y vagas asociaciones entre películas. Es una actividad que les recomiendo practiquen con frecuencia si no lo hacen ya y con la que, como en el sexo, se mejora con la experiencia. Se parece un poco a colocar ovejas en distintos rediles: Las pones juntas y esperas que se hagan amiguitas; a veces están inquietas, se escapan, hacen ruido, no quieren quedarse. Pero una vez que la tarea está completa puedes guardarlas definitivamente y pensar en otra cosa. Ya sé que es un símil bastante tonto, pero ¿verdad que me han entendido? Ver “Lady Snowblood” me ha permitido cerrar un par de rediles de esos. Uno que se abrió poco antes de comenzar a escribir en este Gabinete. El otro, que me lleva rondando también un tiempo, espero sea objeto de un post muy pronto.

No voy a comentar “Lady Snowblood” en detalle, porque es casi imposible mejorar la reseña del maestro de la sabiduría inútil en El Blog Ausente. Para mis propósitos basta recordar que es una historia de venganza casi irracional, implacable, en la que aquellos que violaron y torturaron a la madre de la protagonista van cayendo bajo su espada uno a uno, inmisericordemente. La realización esta en línea con este objetivo: las luchas a espada son cortas, secas y autocontenidas, aunque recurren, como no, al slapstick de la sangre borboteante. Abundan los silencios, los planos muy cortos, la mirada aterradora de Meiko Kaji. La narrativa de una venganza muy a lo Sergio Leone, salpicada de flash-backs llenos de intención y sentido.

Aparte de esto quisiera destacar dos cuestiones:

1)
¿Contra quién lucha Lady Snowblood? El trasfondo de la historia es un Japón turbulento, en transición desde el aislamiento Tokugawa a la apertura Meiji. Algunos de los objetivos humanos de la “niña del infierno” han prosperado en esta nueva sociedad y la película aprovecha para criticar tanto la injerencia extranjera, un discurso que pervade a mucho cine oriental ("Ong Bak" sin ir más lejos), como al militarismo que abrazó Japón como remedio a su crisis de identidad y que acabaría lanzándolo, cuesta abajo y sin frenos, hacia el desastre de 1945.

2) ¿Es Lady Snowblood malvada? Aunque trate de ser despiadada, la asesina no deja de mostrar cierta compasión en algunos momentos: hacia la hija de una de sus víctimas, hacia el escritor con el que teje un leve romance. Sentimos piedad hacia ella porque ha heredado la terrible e inconclusa misión de su madre; no ha podido elegir, ha sido empujada a ello. Es una fuerza de la naturaleza, con un objetivo que se encuentra más allá de ella misma y que no cabe cuestionar.

Ahora comparemos estos dos elementos con los de otras dos películas de las que les quiero hablar,Sword of Doom”, también de samurais, y “Female Prisoner #701: Scorpion,” también con Meiko Kaji y también primigenia fuente de inspiración de "Kill Bill".

"Sword of Doom” (1966) narra la historia de Ryunosuke , otro ronin “malvado” y sin escrúpulos. Durante una exhibición de lucha de espadas, Ryunosuke mata intencionadamente a su adversario a pesar de haber acordado dejarse ganar (lo que también recuerda al personaje de Butch en “Pulp Fiction”, por cierto). A partir de ahí iniciará una huida hacia delante, asediado por hermanos vengativos, bandas de asesinos y sus propios remordimientos


Aunque saludada por muchos como una obra maestra del cine de samurais "Sword of Doom” solo me interesa por dos motivos. Por un lado, el protagonista absoluto de la función es Ryunosuke y su bajeza moral. Que el villano sea el centro de interés es algo más o menos común en el cine negro americano pero resulta chocante encontrarlo en el japonés. Sin embargo, como en aquel, el crimen siempre acaba pagando (ojo, spoiler al canto) y el samurai oscuro acabará sucumbiendo a sus propios demonios en un final de tintes peckinpahianos (toma ya). Y esta conclusión sale así, como de una chistera, sin desarrollo alguno, torciendo el duelo final que se intuía iba a tener lugar entre el villano y el hermano afrentado. Muchos argumentan que esto es de hecho una virtud; no les molesta que los personajes desarrollados durante la mitad del metraje sean súbitamente lanzados a la papelera. A mi más bien me parece una concesión a la moralidad, pues que el malo muera a hierro es mucho menos ejemplarizante que el que muera perseguido por sus propios demonios. Al fin y al cabo, el mundo real anda escaso de enviados vengadores.


Por tanto, a pesar de que "Lady Snowblood" sea una santa en comparación con Ryunosuke e incluso muestre sentimientos, su poder de seducción, el poder de seducción del Mal al fin y al cabo, es mucho más intenso en ella puesto que las dudas morales no la visitan en ningun momento. Que el universo acabe ejercitando su venganza en “Sword of Doom” mutila la turbación maligna del samurai oscuro pero deja inmaculada la fijación vengativa de la Dama de las nieves.

Por otro lado, “Female Prisoner #701: Scorpion,” (1972) funciona bien como espejo de “Lady Snowblood” y aunque tenga menos virtudes que ella, es más interesante en sus lecturas. Nos deslizamos, aviso, al terreno del exploitation de derribo, al cine de “cárcel de mujeres,” y todos sus tópicos de cuerpos desnudos y amores sáficos. Aquí es donde, un año antes de encarnar a la niña del infierno, Meiko Kaji ejerce por primera vez de ángel de la venganza (y, atención, protagoniza el único desnudo de su carrera).


Enamorada de un policía, Nami (Kaji) accede a introducirse en el mundo de la droga para ayudar a su amante a capturar a unos peligrosos traficantes. En el mejor momento de la película, Nami es sucesivamente violada por los criminales, salvada y traicionada por su novio y llevada a prisión, todo en la misma secuencia, primero filmada por debajo de un suelo de cristal y más tarde con ella yaciendo entre escenarios giratorios, lo que permite cambiar de escenas sin cambiar de plano. A partir de ahí, Nami acometerá varios intentos de fuga de la brutal prisión en la que es encarcelada con el exclusivo objetivo de poder liquidar a su némesis y, en cierto modo, a su creador. Es aquí donde las miradas insondables y la economía verbal de la Kaji la convierten en personificación pluscuamperfecta e icónica de la venganza. Especialmente en los momentos cercanos a consumar su ansia, vestida de negro y con una gigantesca pamela negra que oculta parte de su rostro al más puro estilo femme fatale.


Female Prisoner” es mucho más arriesgada que “Lady Snowblood” y por ello mas propicia al descalabro. Usa rabiosamente el color y trata de ser heterodoxa en sus soluciones. En ocasiones funciona, como en la escena antes mencionada; pero en otras degenera en la risa floja. Pero ese mayor riesgo también la hace mucho más radical en su planteamiento. Y eso me gusta. Porque es mucho más explicita que “Lady Snowblood” en cuanto al contrapunto de la antiheroina. Nami lucha desesperadamente contra unas estructuras de poder típicamente masculinas, basadas en el sometimiento, la burocracia y la brutalidad. Mientras que en Snowblood, la protagonista adopta como propio los códigos y comportamientos de los samurais, y por ello, los modos de actuación del género opuesto para consumar su venganza, parte de los más formidables enemigos a los que se enfrenta en “Female Prisoner” son las reclusas que precisamente han hecho suyas las formas masculinas de opresión. La lucha de Nami es una lucha contra el sistema machista, pero sin caer en las prácticas del enemigo y por ello más subversiva. Una subversión francamente necesaria en una sociedad en la que, a pesar de idealizaciones y olvidos selectivos, también se trata a la mujer como un objeto (como nos recuerda “Audition".)


viernes, abril 22, 2005

Zito E.P.

Si son habituales del Gabinete ya sabrán que aquí se copia cualquier ocurrencia original que se ponga a tiro en la blogosfera. Si las chispas de ingenio ya son escasas de por si en este valle de lágrimas, por qué no admirarlas, difundirlas y reproducirlas cuanto se pueda. Así que hoy, siguiendo la estela de Frunobulax, les traigo un puñadito de canciones para que ustedes se descarguen, disfruten en cualquier momento y lugar. Y es que esto del Yousendit es un estupendo invento, si señor, algo rudimentario y de andar por casa, pero muy útil para los oscuros designios de su seguro servidor.

No pretendo en lo más mínimo sentar cátedra musical, sino más bien confabular y establecer un estado de ánimo colectivo amargo y juguetón, el mío (aunque ahora magnificado por las muchachas en flor). Un fruto imperfecto dirigido a seres infrahumanos como ustedes (venga, también pueden ser suprahumanos si quieren...) y que deseo se convierta en la banda sonora de su hogar y de sus nocturnos e infructuosos intentos de cópula durante este fin de semana.

Las canciones estarán disponibles durante siete días a menos que esta compilación se convierta en un superventas (¡ja!). Aunque no son de descarga directa, solo han de pinchar en el link al que serán redirigidos.

Gang of Four- Damaged Goods. ¿A quién creen ustedes que copian Franz Ferdinand, Bloc party y toda la cuchipanda? Pues a estos buenos post-punkorros ochenteros y a sus viscerales letras. “Damaged goods” es un torrente de excitación sexual insostenible que se resume en las lineas “Your kiss so sweet/your sweat so sour/sometimes I’m thinking that I love you/but I know it’s only lust”. Para no sacársela de encima.

The Bravery- Unconditional. A estos modernillos les caen palos por todas partes. Se les acusa de ser un bluff, de estar hiperpromocionados para mejor ocultación de su verdadera insustancia. Hasta hay quienes sugieren que solo utilizan guitarras para que desorientadas jóvenes post-adolescentes en minifalda les hagan incontables felaciones. Pues bien, es cierto. Su disco de debut es de lo más aburrido que he escuchado recientemente. Pero casi se les perdona todo gracias a este ‘Unconditional’, una canción con más gancho que Rocky Marciano.

Radio 4- State of alert. En su segundo disco parece que Radio 4 se ha apartado ligeramente de su anterior discurso garage-punk. Sin embargo no han dejado de lanzar cargas de profundidad social en sus letras. “State of alert” comenta el uso de los distintos niveles de estados de emergencia como forma de control de la población. Lo notablemente innovador es su ritmo ultra-bailable, conseguido en parte gracias a unas percusiones que recuerdan al mítico “Dolphin” de Shed Seven. Discopunk!

Wire- Three Rumba Girl. Esta canción ya fue protagonista de un post en el Gabinete semanas atrás. Juzguen ustedes mismos si había o no material para la demanda contra Elastica. Les recomiendo usen la función de Repeat en sus reproductores y la escuchen ad nauseam. El eterno retorno musical en obra y concepto.

Night on Fire- VHS or BETA. La sorpresita del mes, el grupo caliente del momento. Robert Smith cantando temas de Daftpunk remezclados por Duran Duran. “Night on Fire” precipita el revisionismo ochentero hasta el paroxismo del baile. “Put your hands together/ we’ll light this night/ we’ll light this night on fire”. ¡Esas palmas, coño!

Disfruten como enanos de su fin de semana.

miércoles, abril 20, 2005

No tengo dos pies

Como tantos de ustedes, confieso que siento una placentera repugnancia por Jordi Labanda y la superficial mitología que parece abanderar. Que su obra sea tan solo una pose, el manifiesto a-ideológico de la era de la presencia-antes-que-la-esencia, o simplemente una forma alternativa de vida, como diría aquel, me da igual, la verdad. Prefiero atesorar el morboso chisporroteo neuronal que me produce la caterva de personajes que pueblan sus dibujos, parecido al horror numinoso que supongo apresaba a los personajes de Lovecraft al leer sobre los Primigenios.

Así las cosas, uno podría sepultar en prejuicios a “Deux Pieds”, el clip de animación en 3D creado por Jerome Combe y André Bessy para ilustrar la canción de Thomas Fersen del mismo nombre. Pero no se dejen engañar. Aunque la estilización de los personajes y ciertos tópicos cool típicamente Labandianos son lo primero que llama al ojo, estos elementos se alían de inmediato con un hiperrealismo obsesionado por la luz y la más estoica melancolía para ofrecer un festival visual-emocional con chica a rayas al fondo y colofón retro-pajero.

Y si tienen ustedes un mínimo de indecencia no se pierdan el anticipo en forma de teasers que estos dos sujetos ofrecen de su prometido y prometedor largo “Bizarre Love Triangle” que pueden encontrar en la página de Synthetique y que a mi me está poniendo los dientes largos.

El Teorema de la Bola Peluda

El Teorema de la Bola Peluda demuestra que es imposible peinar todos los pelos de una esfera velluda en una misma dirección y que por mucho que lo intentemos siempre dejaremos como mínimo un pelo tieso.

Por extensión, este teorema también sirve para demostrar que siempre hay al menos un punto en la Tierra en el que no sopla el viento.

El Teorema de la Bola Peluda es generalizable a cualquier espacio con un número par de dimensiones.

martes, abril 19, 2005

Uppercut

¡Uff! Mala rentreé tras las vacaciones: He sufrido un par de reveses laborales y todavía estoy viendo estrellitas.

Esto, aparte de tener posibles desastrosas consecuencias para mí vida en general, augura malos tiempos para el Gabinete (o buenos, según se mire). Estoy enganchado, encariñado, encaprichado con este inventín de los infiernos y le he hecho un buen hueco, tal vez demasiado grande, entre mis biorritmos. Pero no voy a poder continuar con él de la misma forma que antaño. Mientras me entero de por qué y por dónde vienen estas sopas con honda que me están dando me temo que tendré que echar el freno.

Así que debo restringir mi actividad blogera a los momentos de estricto tiempo libre. Con los posts más cortitos no notarán ustedes la diferencia. Pero no se extrañen si tardo más de la cuenta en actualizar porqué eso indicará que estoy cocinando algo denso; uno de esos posts con fundamento y pedantería en vez de perejil que antes me llevaban horas y que ahora pueden ocuparme días..

Perdónenme también si me muestro menos activo (¿aun menos?) comentando los blogs suyos de ustedes, o llego tarde y mal a las conversaciones. Hipotecaría mi alma por poder seguir al pie del cañón tan intensamente como ahora, pero si quiero salir alguna vez de estos Fríos he de hacer reajuste de plantilla entre mis neuronas.

Y qué pena que esto llegue precisamente ahora; con esos cromitos, o como se llamen, que han pergeñado con amor los Lametones o Andrés de Harmony House (ahí, a la derecha los pueden ver: ¡qué ilusión!); con Vigalondo dejándose caer por aquí; con ese proyecto conjunto con Werden sobre Radiohead y que espero acabe siendo a tres manos…

Igual el tamaño no importa, pero el ritmo sí.

lunes, abril 18, 2005

Souvenirs


Album de cromos del Imperio Contraataca. 35 ptas.



1582, el sol no se ponía en nuestro imperio.



Lynch con conejito al fondo.
(Especial Fantastic Magazine, 1990)



Pasión erótico-musical.



Modulok™ puede convertirse en una terrible criatura de dos cabezas para burlar a sus enemigos. ¡Dos cabeza son mejor que una!



¡Absence rules!

viernes, abril 15, 2005

El doctor que volvió a los Fríos

Se acabaron las vacaciones. Pero hoy no quiero aburrirles hablando de los flash del pasado que comienzo a ver, de mi crisis de identidad o de las lágrimas que no verteré; de la ciudad que dejo, más bronca que la última vez, o del país del que me exilio y al que, aunque sea solo por Buenafuente, uno desea volver.

Porque qué mejor despedida que una canción de Nine Inch Nails, interpretada por Johnny Cash y filmada por Mark Romanek.



Que tengan un buen fin de semana. A mí me espera Pequeña Morla

miércoles, abril 13, 2005

El pueblo de los malditos Volvos

El 25 de Octubre del 2003, 32 habitantes de un pequeño pueblo sueco llamado Dalarö compraron el mismo modelo de Volvo en el concesionario local. 32 coches en un día, varias veces la cantidad que aquel concesionario vendía en todo un año. Dado que la población de Dalarö sobrepasaba ligeramente los mil habitantes, la probabilidad de que este evento ocurriera por pura suerte era de, aproximadamente, 554.000 a 1. Ni que decir tiene que este extraño suceso se convirtió de inmediato en tema recurrente de conversación en Suecia y, de paso, en una bólido publicitario para Volvo.



Poco después, la compañia contrató a un joven director de documentales llamado Carlos Soto para investigar lo ocurrido en Dalarö y realizar un corto relatando sus hallazgos. El resultado fue un "publirreportaje" (nada que ver con los de Pascual, creánme) descargable en la página de Volvo y del cual se emitieron anuncios en los cines de varios paises de habla inglesa y, de esto no estoy seguro, en España.

Pueden ver el anuncio de treinta segundos aquí. El cortometraje sostenía el mismo tono de sus hermanos pequeños, añadiendo entrevistas con algunos lugareños que solo alcanzaban a expresar sus perplejidad ante el fenómeno del que ellos mismos eran parte. Y es que la historia de Dalarö nos remite inmediatamente a "Los cuclillos de Midwich" del gran John Wydham (el mismo autor de "El día de los trífidos"): De repente un hecho extraordinario sacude sordamente un pequeño pueblo sin que sus habitantes puedan alegar una razón. La principal diferencia es que el tiempo en vez de traer rubios niños de refulgentes ojos trajo 32 refulgentes Volvos.

Pero no saquen todavia sus ouijas para preguntarle su opinión a Jiménez del Oso, porque todo esto que les acabo de contar es falso.



Al poco tiempo, Carlos Soto, en su página personal demostraba que lo ocurrido en Dalarö era un montaje. Que en realidad la historia era una fabricación de Volvo, una ingeniosa maniobra publicitaria del que él había sido involuntario títere. Utilizando partes del metraje descartado, Soto exponía la presencia de sospechosas incoherencias: Los pueblerinos entrevistados tendían a repetir las mismas expresiones al describir su reciente adquisición; algunos parecian poseer varios Volvos; otros mostraban dificultades para abrir sus propios maleteros o para localizar el gps. El vídeo en el que el propio Soto explica en macarronico inglés dichas anomalias puede encontrarse aquí.

Pero no saquen todavía sus pancartas contra la manipulativa cultura corporativa porque Carlos Soto tampoco existe.

Negando su propia premisa, Volvo había creado una campaña publicitaria de vistosa y cebollera complejidad: Un hecho demasiado increible para ser verdad que dió pie a las más variadas especulaciones. ¿Quien se podía creer que 32 personas del mismo pueblucho compraron el mismo Volvo el mismo día? El primer nivel de material publicitario era abierto e inquietante, pero demasiado descabellado. Solo cuando Soto negó la mayor, algunos comenzaron a preguntarse seriamente si lo ocurrido en Dalarö había sido cierto. Muchos investigaron si los presuntos trabajos anteriores de Soto existian de verdad, quién poseía el dominio carlossoto.com, cuál era su verdadera relación con Volvo.

El hecho cierto es que los anuncios, el corto, el "montaje del director" fueron obra de una agencia holandesa; (se rumorea que fueron dirigidos por Spike Jonze); que Volvo desveló el misterio, que las ventas de Volvo de dispararon (y todos tan contentos); y que, se lo crean o no, alguien desarrolló un juego.

Y eso es al final lo que importa. La bastarda capacidad del capitalismo para ajusticiar a sus propios críticos, para silenciar por absorción a la disidencia y así convertir en potenciales beneficios todo aquello que se proponga cuestionarlo: El discurso conspiranoico de Carlos Soto, la cuña de la misma madera.

Las zapatillas de los Ramones, Matrix Reloaded, la planta joven del Corte Inglés. Un plan maestro expuesto, le pese a quien le pese, por Marcuse antesdeayer. Total ná.

martes, abril 12, 2005

A la 1:35 de la mañana

Aprovecho estos días para conversar con mi hermana y aparentar que recuperamos el tiempo perdido entre nosotros. Y paseamos morosamente por un Madrid que para ella, en sus primeros veinte, es todavía un territorio por explorar y que para mi, por el contrario, es tan solo la imagen desenfocada del lugar que abandoné hace ya más de un lustro.

Tenía muchas ganas de preguntarle que le había parecido el corto de Nacho Vigalondo, "7:35 de la mañana," una vez amainado el vendaval de la nominacion y de la (exigua) exposición mediática. Yo a Vigalondo, como con otras tantas cosas, lo descubrí gracias al Focoblog hace bastantes meses y ya por aquel entonces su ciclo dickiano o su "Lección de cine" bastaron para convertirme a su fe. Además, creo que fue el lunes cuando vi una entrevista suya en Localia a cargo de Tonino (una entrevista extraña en la que a Vigalondo le notaba incomodo y Tonino parecia preguntarse qué coño estaba él haciendo allí y a quién había que regalarle unas gafas). En resumen, sentía una curiosidad algo morbosa por conocer la mirada insider y presuntamente desencriptadora de mi hermana. Digamos que, más bien, esperaba la mansa confirmación de que Vigalondo es un titán, como dice Tones.

Pues no, claro. Ella opinaba que el corto es, y cito más o menos literalmente, ramplón, no muy bien hecho, visualmente plano y que además la historia... la historia... bueno pues que vale, que si, que cantan y eso, pero que no hay nada en ella. Yo me quedé atónito, pasmado. No me lo podia creer.

Claro, entonces vino ese discurso de hermano mayor, mezclado con cierto desdén a lo Sr. Spock, que se me dá también: "Veras, lo que pasa es que tu no lo has entendido del todo. ¿No es extraño y hasta ridículo que en los musicales la gente se ponga a cantar y bailar con perfectas coreografias en el momento más inesperado? Pues 7:35 juega con ese convencionalismo del cine musical en un ambiente fácilmente reconocible, en el que sabemos que todo funciona siguiendo las reglas dictadas por la rutina, para provocarte una extrañeza surreal que, como se descubre después, está justificada racionalmente por la amenaza de la bomba. Además, como en Bailando en la oscuridad, el protagonista utiliza el musical para un fin que está en consonancia con la filosofía de ese cine: en este caso expresar sus sentimientos a la chica."

"No, si lo que dices está bien - respondió mi hermana-. Yo no lo había visto de ese modo, pero aun así sigo creyendo que al corto le falla algo, no cuenta nada interesante. No se muy bien como explicarlo."

De ahí ya no la pude sacar; no supo hacerse entender mejor. Pero yo, debido a mis íntimas psicopatias primero y a mi deformación profesional después, no podía dejarlo estar: Tenía que resolver el enigma. ¿Habría algo de razón en su indiferencia? ¿Sería la dichosa perspectiva femenina? ¿No sería solo que mi hermana carece de criterio?

La respuesta vino a desvelarme a eso de la 1:35 de la mañana (licencia poética, no me jodan). Es algo complicada de explicar pues si Heisenberg decía que la Naturaleza nos responde según el modo en el que la preguntamos, intentar capturar con argumentos racionales algo que probablemente no lo es está condenado a no funcionar. Pero vayamos al grano, que se me aburren. Vale, Vigalondo trata de crear extrañeza al contradecir estructuras que estan ancladas en una sabiduria heredada, popular y hasta consetudinaria. Por un lado tenemos el mencionado uso marciano del discurso del cine musical. Por otro, su futuro largo "Los Cronocrímenes," parece jugar con las mismas claves a juzgar por lo que Vigalondo mencionó en los treinta segundos que le concedió Tonino: Un hombre viaja en el tiempo, pero en vez de a un futuro remoto o a un pasado lejano lo hace solo veinte minutos atrás. Pero no se confundan, este provocar contrariedad al espectador no es arbitrario y está cargado de sentido, no consiste solo en decir "pues ahora te voy a montar la peli al revés". En su intención hay agazapadas inmensas dosis de inteligencia. Pero quizá sea ese el problema. Las reglas que Vigalondo rompe para crear extrañeza son de caracter no-emocional. Y utilizo el termino no-emocional no porque quiera decir que los elementos de su obra (o lo que conozco de ella) son fríos o intelectuales o hiperracionales sino porque solo puedo explicar lo que no son (primordialmente).

¿Entonces a que me refiero? Difícil. ¿Se acuerdan de los viejitos que estaban tomando algo en la cafeteria de "7:35"? Imagínense que es el viejito quien monta todo el tinglado para decirle a la chica jovén que está irremediablemente enamorado de ella. O retuerzan aun más la tuerca e imaginen que el viejito emplea el musical para recordarle a su mujer, con la que lleva casado más de 50 años, una canción de su juventud o para simplemente celebrar que ha recordado súbitamente las cosas que le enamoraron de ella. Si, ya se que con esto me deslizo a los territorios de "Sorpresa, sorpresa", pero eso es exactamente lo que quiero conseguir.

Vigalondo, perdóneme porque he pecado.

jueves, abril 07, 2005

Y de ayer de verdad que no pasó…

Hoy, para variar, no les habla Dr Zito. Soy yo, Pequeña Morla, quien les acompaña. Les quiero avisar que soy una total novata en esto, y que los ordenadores y yo nunca nos acabamos de llevar bien del todo. Así que, hoy, no habrá fotos ni links, ni cosas complicadas de esas que Dr Zito les pone para entretenerles y sorprenderles cada día.

Podría decir inocentemente que no se que es lo que Dr Zito les cuenta de mi, pero seria una mentira cochina, porque todos los días me cuelo un par de veces por aquí para ver si habla mal de mua. Pero, en fin, ante la amenaza acechante de no poder escribir él mismo por no tener línea telefónica en la casa paterna (no pregunten, no pregunten…ya se sabe con Timofónica), Dr Zito me suplicó que tomase yo el relevo. Y como decir que no, ¡con lo que me gusta a mi ser imprescindible!. No sé que tal se me dará esto…espero que me perdonen si se aburren mucho. Desde aquí les ruego que dejen de leer en cuanto bostecen por primera vez. Y por favor, no se lo tengan en cuenta a mi medio limón…él de verdad que lo hacía con buena intención.

Ustedes no lo saben, claro, pero por mucha rabia que me dé y por mucho que intente evitarlo, soy de ese tipo de personas que todo lo acaba posponiendo por hache o por be: ya limpiaré el baño el martes, este fin de semana me leo ese artículo tan interesante para el curro, cuando llegue esta tarde paso la aspiradora… (ustedes me entienden, ¿verdad?). Y mi máxima favorita, repetida como un mantra cada primero de año “de este año no pasa que me saque el carné de conducir”. Y cada vez, una excusa, real o ficticia, para no hacerlo.

Primero tienes tiempo pero no tienes pelas. Más tarde tienes las pelas (más o menos) pero eso del tiempo no tienes muy claro que es. Y cada vez te da más y más pereza. En mi caso, me daba pánico aprender a conducir donde vivíamos: automovilistas locos, siempre atascos, nadie respetando los semáforos. Pero, ¿¿cómo alguien que en un kart no distinguía acelerador de freno va a conducir en una ciudad así??

Y ahora, exiliada en los Fríos Exteriores, mi excusa era el idioma. Pero ayer, por fin, después de mucho “la semana que viene lo hago”, di el primer paso en este viaje que esperemos me conduzca (nunca mejor dicho) a conseguir tan preciado documento. Aquí es dificilísimo encontrar una autoescuela corriente y moliente. Claro, que ni dios va a clase de teoría. Te estudias el código de circulación, te haces tus test y va que chuta. Se lo crean o no, hasta 1996 no fue obligatorio el examen teórico. Tampoco puedes empezar tus practicas cuando quieras, no. Eso sería muy sencillo…Primero tienes que solicitar una licencia provisional, que por supuesto no te dan inmediatamente, sino que tarda la friolera de 6 semanas en llegar a tus manos. Lo deben hacer por tu bien, supongo, así tienes tiempo de estudiar la teoría. Tan considerados ellos.

Y se preguntaran ustedes a que viene este cambio de actitud, ese abandono de mi letargo anterior, esa fiebre por conducir…bueno, los Fríos Exteriores están esperando a que los exploremos. Y Dr Zito ya esta más que harto de pasear a Miss Morla por el mundo. El dice que es por mi bien, que tengo que ser independiente, pero entre ustedes y yo, yo creo que le aterra conducir en un país de bárbaros, con carreteras de dos carriles y solo 3 metros de ancho, hielos perpetuos, donde no tienes ni idea de cuando te va a aparecer un yeti (o un local tamaño Godzilla totalmente mamado un sábado noche) delante de tus narices o si vas a atropellar a una vaca peluda…La verdad es que no le culpo, la conducción es un tema peliagudo en los Fríos Exteriores.

¡¡Les mantendré informados de mis avances!!

Cajas

El hechizero de la montaña de fuego. Napoleón. La cueva del tiempo. Cuentos rusos. Fundación. Rackhman El Rojo. El pirata Garrapata. El retorno de los dragones. El regalo del César. Los inventos del profesor Bacterio. El monstruo peludo y la princesa. Planea tu fuga de Tenopia. Atreyu. Fichas de personajes. Paco Llorente. El Pampinoplas. Pasteur. Cinco semanas en globo. La ciudadela del caos. La maquina del tiempo. El paquete parlante. Insectos I, II, III y IV. Al encuentro de los dinosaurios. Cabeza de Vaca. Profesor Pef: Respuestas tontas a preguntas idiotas. Dragonlance. Más Fundacion. Elige tu propia aventura. Las grandes civilizaciones de Oriente Medio. El último mohicano. La luna de Juan. El Pampinoplas. El viaje de Magallanes. Abraham Lincoln. El horror de Dunwich. El tato Abadia.

Estoy haciendo limpieza en mi habitación.

Tus curvas mojan mis sueños

Comienzo a sentir los efectos de estar demasiado tiempo fuera de casa.

martes, abril 05, 2005

Tres tristes trailers

Muchas veces me he preguntado si a las películas se les puede aplicar aquella famosa máxima de lo sábados por la noche: "Todas tienen algo." Demasiadas se empeñan en contradecir este fragmento de sabiduría y no parecen valer más que el celuloide en el que estan filmadas. Demasiadas no se salvan ni viéndolas en compañia de los amigotes y en presencia de un arsenal de alimentos variados del que echar mano para solventar diferencias de criterio.

Hoy les traigo tres trailers, tres, para que ustedes juzguen. ¿Basura? ¿Obras cumbres del humor involuntario? ¿Muestras de una industria decadente? Les pido su opinión. Repasemos a los nominados.

Monster Man: "Pedazo de flim," como diría Etzu. La publicidad la define como "Jeepers Creepers meets Duel in the Texas Chainsaw Massacre." Un ser sobrenatural montado en un Monster Truck de esos de ruedas gigantescas persigue a los infortunados de turno hasta dar cuenta de ellos. Como suena. Aquí el trailer.

Puntos fuertes: Demasiado bueno para ser verdad.

Puntos flacos: Demasiado bueno para ser verdad.

Devour: Agarrénse que vienen curvas. Tres guapísimos: Shannyn Sossamon (la preciosa y exótica morena de "Las reglas del juego"), Dominque Swain (ex-Lolita) y Jensen Ackles (Smalville), atrapados en un tenebroso juego que amenaza con desencadenar el apocalipsis. No se olviden del suculento trailer.

Puntos fuertes: Los obvios.

Puntos flacos: Que no sean más obvios.

Chupacabra Terror: Y para postre lo mejor. Tras años de persecución, un científico (Giancarlo Esposito) consigue atrapar al mítico y peligroso chupacabras. Durante su traslado en barco (capitaneado por John Rhys Davies) el negligente operario de turno deja suelto al animalito que campará a sus anchas por el navío para delicia de los pasajeros (risas). ¿A qué esperan para ver el trailer?

Puntos fuertes: Un cierto toque Serie B. Oir a los americanos intentar pronunciar la palabra chupacabra (schupahcabrrah, esto es).

Puntos flacos: John Rhys Davis demuestra que no hay vida más allá de Gimli.

Tenemos que declarar un ganador. Ansioso estoy por leer sus opiniones.
¿Cuál es su favorita?

lunes, abril 04, 2005

La última cena

Como saben, estoy pasando unos días en casa de mis augustos progenitores. Y como gran parte de la población, son extraordinariamente propicios a la automedicación, una costumbre tan española como la siesta o más. Nunca me había parado a admirar las decenas de muestras de arte minimalista que atesoramos en los baños, neveras y armaritos de nuestros hogares. Diseños sencillos, geométricos, universales, extrañamente atractivos.

No se crean que les cuento esto debido a una especie de revelación en el camino a Damasco . Todo viene a propósito de la obra de Damien Hirst, titulada "La última cena" que acabo de descubrir. El iconoclasta Hirst , que ganó el prestigioso Premio Turner en 1995, acumula en sus trabajos una carga de desasosiego que a mi me resulta fascinante: Por ejemplo, aquel “La física imposibilidad de la muerte en la mente de los vivos” que consistía en un gigantesco y amenazador tiburón suspendido en una vitrina.

En “La última cena”, Hirst aprovecha el magnetismo de los medicamentos para causar extrañeza. La obra consiste en trece paneles que asemejan el frontal de varias medicinas, casi todas asociadas con enfermedades epidémicas o terminales como el SIDA, la malaria, o la depresión. Así de frías parecen desde lejos (aunque existe cierta ironía en envolver tratamientos para dolencias graves con brillantes colores).




Pero esa frialdad inicial se pierde al mirar con más detenimiento, porque el pequeño twist que introduce Hirst consiste en sustituir el nombre del medicamento por el de un plato o alimento típicamente británico. Más de cerca incluso se revelan detalles humorísticos asociados a ellos. Así en “Mushroom,” sustituye la P que denota que el medicamento ha de venderse en farmacias por “Pie” (Mushroom pie, esto es) o en “Liver, Bacon, Onions” sustituye de nuevo la P por “Pot.-8-to”.




El mensaje de Hirst es Cronenbergiano en cierta medida: Los medicamentos son los alimentos de la nueva carne. Los tomamos a intervalos regulares y los necesitamos para vivir, para sobrellevar nuestra existencia.

La última cena. Trece paneles. Hagan las cuentas. Medicamentos y la primera comunión de la historia. El culmen de un arte pop que sin figuras es capaz de representar las profundas implicaciones de una escena religiosa.

Tómense su tiempo y dedíquense a admirar con detalle estas pequeñas obras a medio camino entre el sarcasmo feroz y la revelación agnóstica. Buen provecho.

domingo, abril 03, 2005

Nada podría haber ido mal

El comandante del avión se llamaba Scott.

viernes, abril 01, 2005

Y habitaré entre vosotros

Ha llegado el momento. Este domingo abandono los Fríos Exteriores para volver al lugar de donde procedo. Por dos semanas, no se asusten. Este Gabinete no cerrará, acaso se ralentizará el ritmo de actualizaciones porque espero contar con un ordenador y acceso a Internet. Y espero tener tiempo para escribir posts un poco más largos (tal vez a propósito de la tripleta de películas americanas de los 70 que vi la semana pasada). Y espero poder revisar más los textos, y poner acentos sin que me dé pereza.

Dos semanas en las que me mezclaré entre ustedes sin que lo noten. Tal vez hasta pase por su lado sin saberlo. Dos semanas en las que disfrutaré de la primavera, de la de verdad, de esa que aquí se percibe lejana, como cuando uno se sumerge en la bañera y escucha todos los rumores de la casa.

Saben, tengo miedo a los aviones. A mi me gustaría que me teletransportase Scotty y me dijese “Tenga cuidado ahí fuera, Capitán,” aunque esa no fuese su frase. Pero no puede ser. Me llevarán un par de pilotos con cara de Van Gaal. Y compraré chocolate sin azúcar en el aeropuerto para mi madre, quien asegura ser diabética sin serlo. Mi madre. Que me recibirá llorando o intentando disimular. Y yo la daré un abrazo fuerte para decirle lo que siento, o para no decírselo. Y le daré un beso a mi padre, no un abrazo, porque no es preciso, es suficiente con mirarse. Sé que tendrá celos, como siempre, por no ser durante unos días el centro de atenciones, aunque también sé que el no quiere sentirlos. Y no les diré que cada vez les noto más viejos y cansados. Porque si los padres quieren por todos los medios oír a sus hijos crecer, yo lamento perderme ver a mis padres envejecer ahora, no más adelante cuando ya no me reconozcan y sea demasiado tarde. Y les veré chillarse, y aguantarse el uno al otro, y quererse, aunque no lo demuestren. Y así sabré que todo está en su sitio.

Ese domingo por la tarde, iré al curso de guión que mi hermana está dando por amor al arte. Porque no consiguen que le paguen por hacer nada más. Y sé que le hace mucha ilusión que vaya; y sé que ha preparado algo especial. Yo pondré cara de que me entero y de que me gusta, pero probablemente esté demasiado dormido para resultar sincero.

Y a pesar de todo esto, yo me sentiré partido; alegre por estar allí, culpable por hacer que Pequeña Morla no tenga nada contra lo que arrebujarse por las noches. Y es que yo fui educado católico, aunque luego me hice rojo, y eso de sentirme culpable se me da bastante bien.

Y veré a Etzu, el pobre, que tiene a todos sus buenos amigos fuera y a quienes necesita tanto. Y me encontraré con la Pandilla Basurilla, con sus rencillas, con sus tonterías. Con ellos resulta fácil aparentar que el tiempo no ha pasado .

Y hacia el final de las dos semanas empezaré a sentirme mal de nuevo.
Me sentiré partido por no querer marcharme y al mismo tiempo desearlo.



Epilogo: Déjenme que abuse un poco de ustedes y les copie aquí un texto escrito por alguien que comparte mis genes y, por lo que parece, una maldición familiar.

Irse lleva su tiempo

“La siguiente frase la encontré en un libro:

“El retorno siempre sería tan importante como la partida. Partir no era suficiente, o lo era sólo a medias: necesitaba volver. En aquella tendencia asomaba ya, tal vez, la naturaleza de la inmensa exploración que un día habría de emprender hasta más allá de los confines de lo inteligible.”

Pienso en las veces que me fui, en las tantas otras en las que aun no he regresado o quizá si.

No he vuelto, y eso lo grita una mochila que continua prácticamente intacta desde el último lugar en que la dejé.

Tal vez esté nuevamente en esta ciudad de la que nunca me cansaré de decir que es hermosa y gris. Un lugar en el que el Principito se hace carne en los columpios de una Castellana vacía y a media luz, donde con tizas de colores puedes dibujar en el asfalto la huella de tus zapatos, donde las miradas son el mejor viaje y las caricias el mejor de los poemas. Un lugar en el cualquier rincón puede usarse para observar el mundo, donde no existen vallas imposibles de saltar o leyes que prohíban convertir el mundo en magia o detengan el verdadero amor.

Si, podría decir que me fui y que después de que la naturaleza de la inmensa exploración me llevase más allá de los confines de lo inteligible, regresé; pero no estoy tan segura y tampoco se hasta que punto importa, porque se me ocurre que mi corazón, esa parte física que protegemos del mundo con el tórax, forma parte de la sangre de aquellos a los que quiero y que me quieren. Y por eso, aprendo a ser una viajera con destino a todas partes.”

Aviso a navegantes

Este que les habla dedicó la semana pasada a departir sobre la serie del Dr Who. Dada mi furia posteadora de hace unos días, estos textos están a punto de pasar al archivo del olvido. Por ello he añadido enlaces permanentes a los cuatro posts en la parte derecha, en la sección “Por prescripción facultativa” (donde, por cierto, se reúnen algunos textos fundacionales de este blog). La idea es también convertir sus comentarios en improvisados foros en los que aportar vivencias, noticias o tribulaciones relacionadas con la serie.

Y si usted es primerizo en el Gabinete gracias a la mención que de este proyecto hizo el bueno de Alex Werden en su Cultura Heterodoxa, sea bienvenid@.