martes, mayo 01, 2007
lunes, abril 23, 2007
El final de la cuenta atrás
Por eso me he colocado el disfraz de McGyver, he cortado el cable rojo (o el verde, ya no me acuerdo) y cuando apenas faltaban unos segundos, he desactivado la cuenta atrás. Y mientras las plaquetas se amurallan y los tejidos se reconstruyen, reuno fuerzas para la apertura del nuevo Gabinete, probablemente en nuevo hospedaje, ciertamente con nuevo diseño. Pronto. Muy pronto. Permanezcan atentos.
Más sabio, dirán unos. Más amargo, dirán otros. Ha llegado el momento de volver.
miércoles, abril 18, 2007
Las tres letras de su nombre
Till touch down brings me round again to find
I'm not the man they think I am
Rocket Man, Elton John
En otros tiempos, en los pasados, el proceso hubiera consistido en hacerse con una enorme caja. En llenarla de conchas, piedritas, cassettes, cartas y más cartas; un mechón, dibujos, unos negativos. Pero en ese siglo, aquellos centenares de megabytes en una virtual carpeta, constituyen la única y completa prueba, el mudo testigo de que ellos dos habían conseguido vencer formidables distancias, de que habían compartido un intervalo y un espacio, de que todo aquello había en verdad sucedido.
Porque mientras, Wendy Kroy se aleja rauda en un coche.
Ahora resta abrir la unidad, la bandeja. Volcar en aquel plástico una carga que no pesa. Ceros y unos. Esperar unos minutos, después custodiarla de por vida. Decidir mientras qué color adjudicarle. No el negro; definitivamente no el azul (ella lo odiaba); ni plantearse el blanco. ¿El naranja? Tal vez el rojo... No le convencen, no resultan apropiados. Demasiado convencionales. La grabadora continúa entre tanto con sus acompasados suspiros. Y la ruleta rusa emocional del random, caprichosa, dispara "Rocket Man" a bocajarro, una canción de antes, de cuando Elton John molaba, y que enmarcó sus primeros encuentros. Entonces lo comprende. Fucsia. Intenso, extremo, más allá del rosa; excepcional y mesmérico, pero al que resulta nocivo estar expuesto por periodos prolongados de tiempo.
Así que, habiendo decidido, coloca una hoja e imprime una lisa carátula. La unidad de CD cesa su tonto ronroneo y le saca la lengua. Cuidadosamente, emplaza cada parte en su lugar. Y como ella le enseñó a no creer en las casualidades, no le extraña reconocer en el resultado final al gemelo idéntico del Loveless. Qué apropiado. Sonríe, y con el rotulador caligrafía sobre el disco casi el mismo intérprete, sustituyendo lo necesario por las casi idénticas tres letras de su nombre.
Solo entonces, él se siente listo para situarlo todo en su modesto estante.
Y entre todos los demás colores, aquel refulge, dañino y radiante.
viernes, marzo 02, 2007
De parte de la no-princesa muerta
Vuelvo hace unos pocos días de unas mini-vacaciones allá en la Madre Patria, lejos de los Fríos Exteriores donde el deshielo ya se siente. A mí llegada, aun andaban todos ustedes sacudidos, ración de cinismo o indiferencia arriba o abajo, con la muerte de la no-princesa, de la hermana artista, de la desconocida. Mis primeras horas sumido en esa primavera que ya no les abandona, contemplaron el eterno y catódico retorno de un funeral negro sobre fondo negro; paraguas, especulaciones, gestos.
Yo venía avisado. Con ganas de gresca. Con ganas de decir que, como ese, suicidios (¡oops!) hay cientos. Que la proclama contra el espectáculo es de señoras con silla permanente en el patio. Y es ahí sentado, frente a Nuestro Señor El Tomate, cuando comienzan a desfilar imágenes que yo, en mi exilio, no he visto: Un rostro hermosamente angulado, un mechón que lo cubre como a una starlette de los 40; líneas finas, manos nerviosas, huesos bien arracimados.
- La verdad es que era más fea que Picio – comenta de súbito Padre Zito.
No, no te permito que digas eso. Ni se te ocurra tocar el mando. Déjame contemplarla un minuto más. Observar cómo pasea con su hija hasta el colegio, espiarla mientras abraza a su casi póstumo novio, adivinar sus tristezas durante las horribles ceremonias del tedio. Déjame convertirla en mi Laura. Déjame seguir mirando el cuadro. ¿Está o no muerta? Quizás, si continúo mirando, si continúo fascinado por sus evidentes heridas, si la hago repetir una y otra vez los mismos gestos, podré alterar los ángulos, regresar al pasado y, como no pude hacer con Marilyn, agarrar su muñeca en el momento de postrera desidia en que vacía medio bote en su mano. Que no se pierda en el silencio. Que no alcance el vaso. Dejame comprenderla, persuadirla, abrazarla allá abajo, donde ahora solo encuentra desespero. Déjame salvarla. Déjame hacerla mía.
PD: Supongo que ya están enterados. Ha vuelto. Esta vez Imbécil y Desnudo, pero ha vuelto. No como yo.
lunes, noviembre 13, 2006
sábado, noviembre 11, 2006
La estética soviet te quita el sentido
El arte soviet sabemos que premiaba el realismo, más o menos, a grandes rasgos. Esto ya lo hemos dicho por aquí. En China, como siempre muy suyos, reinterpretaban este decálogo para crear una corriente artística de un mal gusto maravilloso, en el que obreros, soldados y campesinos, cohabitan con carpas, niños rollizos y perros con escafandras. Muchas veces en ingenuas pero también desasosegadoras visiones de futuros utópicos, bajo cielos surcados por cohetes y satélites, a los que el Gran Timonel aseguraba llevarles. Mil años no bastarían para recomendarles lo suficiente la galeria de posters de propaganda china recopilados por Stefan Landsberger, o si lo prefieren en papel, el análogo libro. Y como ya les digo que el azar juega a los retruécanos, en Papel Continuo encuentro hace unos días esta galeria de posters chinos de salud publica e higiene.
Aquí se preguntarán ustedes, ¿no había venido este buen hombre a contarnos que lo soviet vuelve? Si. Los hallazgos continúan. Es posible exponerse, sin esforzarse mucho, a campañas publicitarias que utilizan ambientes y paletas comunistas en sus spots. Básicamente, negros, blancos y grises mezclados con la adecuada dosis de rojos intensos propios de la Hammer. Como este anuncio de Smirnoff, con su inteligente juego de muñecas rusas, o este otro de gel fijador, ambientado de nuevo en la China comunista a ritmo electropunk, y que parece mas bien un remake de bajo presupuesto de las ultimas secuencias de Battle Royale. E incluso un spot ¡israeli! en el que el Zar de todas las Rusias baila junto a su némesis Lenin para anunciar no se sabe muy bien qué. Probablemente, muy del gusto de Stalin a quien le pirraban los musicales.
Por si necesitan más pruebas, el avant-garde ruso está en la cresta de la ola. Y es que no hay más que echar una ojeada a las portadas de los singles y discos de Franz Ferdinand para encontrar mal disimulados homenajes, o directas copias, de Rodchenko o Lissitzky, con sus geometrías y colores planos, diseños industriales al servicio de ningún ideal revolucionario. Y finalmente como guinda (gracias Eunice por el apunte), el constructivismo ha perneado tanto en la cultura popular que Natasha Kampusch, tras su prolongado y bizarro secuestro, concede su primera y esperadísima entrevista a la revista austriaca News y se nos aparece en portada transfigurada en un trasunto rubio de Lilya Brik a punto de gritar КНИГИ!
lunes, octubre 30, 2006
viernes, octubre 27, 2006
Lasaña de amor
Lasaña de amor
Música: Danza Invisible / Letra: Dr Zito
Lasaña de amor,
Todo me sabe a ti,
Comerte sería un placer,
Porque nada me gusta más que tú,
Primero el mantel,
Pon mi plato por aquí,
Estamos ya listos, con todo previsto, al fin
La pasta en hervor,
Pongo la carne a guisar
Tomates muy rojos, mezcla
Y echa un ojo, que se puede quemar
Mancha de color,
Ansia por chuparte,
Si sigues mi amor
Te propondré
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Es nuestra lasaña de amor
Todo me sabe a ti,
Comerte sería un placer,
Porque nada me gusta más que tú,
Besos con ardor,
Caricias sobre el mantel
Morderte es como comer con diecinueve dedos la mejor bechamel
Cocina fusión
Cosquilla de autor
Tu piel es tan suave como la mozzarella, lasaña de amor
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Capa de besos en el salón
Otra de abrazos en la habitación
Es nuestra lasaña de amor
jueves, septiembre 28, 2006
Glamourama
¿Probocación o suvbersión? El reportaje gráfico de Steven Meisel para el número de Septienvre de Vogue Italia me produce tal cantidad de sensaciones anvibalentes que no se en definitiba qué pensar sobre él. Osado como mínimo: Modelos pisoteadas, cacheadas y esposadas por las Fuerzas de Seguridad del Estado, en aeropuertos, abiones y callejones, pero también armadas con suvfusiles y chalecos de kevlar, ejercitándose en las prácticas de tiro más sexys que se hayan bisto nunca. Por lo pronto les diré que el reportaje no permaneció mucho tiempo en la web de Vogue Italia. Así que si desean contemplarlo, pinchen aquí.
¿Probocación? Claro. ¿Fríbolo? Cómo no. Una colisión de dos unibersos, la fábela más feroz de nuestras democracias y la níbea e intocavle mansión de la alta costura. Santificada y sancionada por el Corán de la moda. Porque en realidad las modelos no hacen otra cosa que desfilar, que mostrar las últimas creaciones textiles que más tarde serán admiradas en pasarelas y en paralelo. Cualquier precio es aceptavle, cualquier motibo es vueno para bender unos trapitos. Capitalismo Fasionista y me quedo tan ancho. Pero tanvién existe, claro está, la secreta excitación para el cabernícola que nos havita en algún lugar más o menos remoto, de contemplar a una mujer siendo bejada, especialmente si está vuena.
¿Suvbersión? Al fin y al cavo, ¿quién es la maltratada? No, no se trata de nuestro sucio y poco glamuroso enemigo (Bin Laden no tiene gusto para bestir). No, no se trata de acorralar a alguien con varva y piel oscura en el paso de aduanas. Se trata de ti, se trata de blancas. A todos nos puede ocurrir. Hoy te pueden inbitar educadamente a bajar de un abión por parecer islamista, mañana por parecer ario. ¿Por qué no? Quienes hayan tenido que descalzarse en un control o no hayan podido esmaltarse las uñas en un buelo compartirán la sensación. El miedo es como el Nitrógeno. Es cuestión de tiempo. Tu nombre está ya listo, temblando en un papel.
Como
miércoles, septiembre 13, 2006
domingo, julio 23, 2006
domingo, julio 09, 2006
La Teodicea
la viera, pero la cara estaba allí, y no era humana; era un
gran rostro de perfecta maldad. Era inmensa, llenaba un
cuarto de cielo. Tenía las cuencas de los ojos vacías, era
metálica y cruel. Lo peor de todo es que era Dios."
Solitario y peripatético en su paseo por Auschwitz, Benedicto XVI se pregunta “¿por qué, Señor, has tolerado esto?” No mucho después, el arzobispo de Valencia, en la homilía por las víctimas del reciente accidente parafrasea al Pontifex Maximus y clama al mismo cielo “¿Dónde estaba Dios en ese momento?” Y es que ser católico no es lo que era. Ahora puedes ser Papa o prelado y dudar.
Es una calurosa jornada de Julio del año 307 y Lactancio, de profesión apologista cristiano, ha tenido un día literalmente de mierda. Las sandalias que compró dos veranos atrás han dicho súbitamente basta y se han desintegrado. Una auténtica tragedia dado el estado en el que se encuentran las calles de Constantinopla por estas fechas. Y es al mirar sus pies manchados con ignominiosas e innombrables sustancias cuando nuestro láctico amigo plantea por primera vez y sin saberlo el problema que 1403 años después Leibniz llamaría de la Teodicea: ¿No contradice la existencia de Dios que el mundo sea un lugar tan injusto?
Porque, argumentó Lactancio, o bien Dios quiere impedir el Mal pero es incapaz de hacerlo (lo cual mandaría al carajo Su omnipotencia) o bien puede impedirlo pero no quiere (¡entonces Dios es malo!) o tal vez ni quiere ni puede (aun peor, ¡un Dios malo y débil!) o quiere y puede hacerlo, lo cual es refutado por la existencia misma del Mal. Vaya lío. Esto mismo lo vino a decir Camus mucho tiempo más tarde cuando dudó públicamente de la existencia de una deidad que permitía el sufrimiento de los niños. Pero claro, él lo dijo en francés y así quién no te toma en serio.
Tan peliagudo problema lo arreglaron los gnósticos afirmando que el Mundo no fue creado por el Dios bondadoso y todopoderoso que nos han grabado a fuego (a algunos) desde pequeños sino por una deidad menor, por un Demiurgo malvado y juguetón que inventó la imperfección y la materia. Sin embargo el gnosticismo resultó ser como el formato Beta de las religiones: Era mejor que el VHS del cristianismo ortodoxo, pero este ultimo acabó imponiéndose por razones estrictamente comerciales.
En Febrero de 1974, Philip K Dick afirmó haber contemplado fugazmente con sus propios ojos al Demiurgo (llámenle Palmer Eldritch, llámenle VALIS). Nadie le hizo demasiado caso. Como para hacerlo. Su historial de paranoias y desequilibrios era ya extenso. Sobre todo teniendo en cuenta que ese día venía, y no es broma, del dentista. De entre los múltiples fenómenos que a partir de entonces declaró estar experimentando, Dick afirmó llevar una doble vida, como él mismo y como un cristiano perseguido por los romanos en el siglo I llamado Tomás. El Imperio nunca cayó. Contengan su risa: Dick adquirió el don de la Xenoglosia y en raptos era capaz de hablar griego antiguo, una lengua que nunca había estudiado.
Regresemos ahora a Julio de 2006, a Newcastle, donde Linda Walker despierta después de haber sufrido un infarto. El inicial alborozo de sus familiares se transforma en estupefacción al oírla hablar. “Esta no es mi Linda,” declara su hermano, “suena como uno de esos asylum seekers.” Y es que la pobre sufre el Síndrome del Acento Extranjero y ahora habla una extraña mezcla de jamaicano, Canadiense y eslovaco. Linda, como le ocurrió a Dick, declara que ha perdido su identidad y que le cuesta reconocerse a si misma. Quizá también algo así le sucedió a Ratzinger ante las puertas de Auschwitz, solo, compungido, vestido de blanco.
sábado, julio 01, 2006
El futuro será vintage
Aunque en realidad el episodio nos brinda la oportunidad de observar la idea que del futuro tenian hace 30 años. ¿Y cuál es la conclusión? ¿Hemos decepcionado sus expectativas al arrinconar sus diseños futuristas en las más horristas estanterias de nuestra cultura? ¿O no será que el mal gusto, al contrario que la entropía, no ha aumentado, no se ha extendido con el paso del tiempo? ¿Cualquier tiempo pasado es más hortera?
Mientras intentan responder a estas preguntas que les dejo abiertas, les bombardearé con una idea aun más desasegadora. Supongamos por un momento que un tal Luke Deveraux, de profesión escritor de ciencia-ficción, desempolva dentro de unos cuantos años, en el 2264 por ejemplo, las viejas cintas de la Paramount, visiona aquella serie y otras muchas y en un giro cruel de la ironia postpostmoderna que dominará aquellos años queda fascinado por esa estética, por esa visión del porvenir primitiva y primigenia. Supongamos que Luke vive horas bajas en su carrera literaria y decide, con esta idea en mano, convertirse en nuevo gurú del interiorismo. Supongamos que tiene éxito y los hogares del futuro siglo XXIII acaban imitando los baratos decorados de una serie modesta de los años 60 del siglo XX, decorados que trataban a su vez de recrear ese mismo futuro. Y todos asentirán, con sonrisa de lado, porque será cool, porque será referencial, porque será lo más.
El futuro será como la habitación de Spock. El futuro será vintage.
jueves, mayo 18, 2006
José
Mi abuelo José, contrariamente a la versión que siempre nos había relatado mi abuela no murió de súbito en la calle. Se suicidó.
El final de la Guerra Civil imprimió su nombre en las listas negras y llenó de terror sus sospechas. Abandonó a su mujer y cruzó la frontera con Francia. Los terribles años de la contienda, en los que fue policía republicano, y aquel periodo de exilio bajo el temor constante a ser encontrado y fusilado le sacudieron lo suficiente como para hacerle perder la cordura. A quién no.
Más tarde consiguió un empleo por recomendación de mi bisabuelo en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Pero José ya no era aquel joven idealista que en los primeros años 30 se aparecía ante su mujer unas veces descalzo porque había regalado sus zapatos a alguien más pobre que él y otras con una brecha en la cabeza tras haber participado en una manifestación. Era en cambio un hombre trastornado y desolado, al que la realidad había traicionado y ni al que la existencia de una hija de sólo tres meses permitió escapar del trato que, sin saberlo, había firmado con la muerte apenas una década antes.
Cincuenta años después, contemplé por primera vez esta fotografía y no pude evitar el escalofrío primero y la responsabilidad después de reconocerme en el rostro de aquel hombre dulce, idealista, amable y compasivo que llevo en mí.
José, abuelo, te quiero.
jueves, mayo 04, 2006
Swing Rocks
Resulta que en el mundo del croonerismo y los oldies hay menos novedades que en el campo de las series temporales. Y por eso, Michael Bublés aparte, siempre se agradecen noticias como la que hoy les traigo, aunque no represente un golpe de aire precisamente fresco.
El mismísimo Paul Anka, otrora eterno segundón en el olimpo de los crooners y ahora primero en la línea de sucesión por muerte o jubilación del resto, ha editado recientemente “Rock Swings,” un disco en el que osa encajar en los patrones del swing una dispar lista de grandes éxitos contemporáneos que, ya verán ya, les hará enarcar (como mínimo) las dos cejas. Desde luego, su atrevimiento se agradece en estos tiempos de fórmulas pactadas. Y el resultado es, como les digo, cuando menos insólito.
Cierto es que hay cortes que se prestan facilones a semejante conversión: Como Wonderwall, de Oasis (esta versión mejora claramente aquella otra de The Mike Flower Pops de la que nadie se acuerda), el It’s a sin de Pet Shop Boys o el Tears in Heaven de Eric Clapton. Pero que el disco refulja y brille se debe a otras opciones más inesperadas.
Por un lado, varios originales que dejan boquiabierto por su sorprendente maleabilidad y facilidad para ajustarse hasta la última arista en el molde del swing más ortodoxo. Frótense las orejas al escuchar el Eyes without a face the Billy Idol, el Jump de Van Halen, Eye of the Tiger o, agárrense, el It’s my life de Bon Jovi, que Paul abraza como su particular My Way con guiño incluido a Sinatra. Para el no-crooner este perfecto encaje representará más bien la confirmación de que los originales eran pura caquita. Y no les falta cierta razón. Pero quién sabe si ante un producto final tan pulido no haya que dar la vuelta a este razonamiento, concluir que tal vez fueron creadas para ser versionadas y así acabar otorgando a Billy, Van Halen y Bon un reconocimiento póstumo
Pero el asombro deviene en mayúsculo cuando en nuestros reproductores comienzan a sonar las versiones de Black Hole Sun de Soundgarden o Smell Like Teen Spirit del grupo del bello suicida ese. Dos originales de claro mal rollo y (post)teen angst , de rabia total y absoluta contra el mundo, que acaban siendo desarticulados y desmantelados a base de secciones de metal, glamour y algún que otro yeah; despojados de su carga y convertidos en envoltorios amables, luminosos y vacíos. Forma por fondo, significante por significado.
The Cure, Spandau Ballet, REM, y Michael Jackson completan la selección de víctimas Quizás en esto consista la postmodernidad: La resignación a la subversión por la ironía. Pero no hay ninguna aquí, me temo. Tan solo el intento de Paul Anka de volver por sus fueros o quizás tan solo de poder seguir pagando sus facturas. Y qué diantres, “Rock Swings” es uno de los discos más divertidos, diferentes y originales que he escuchado en mucho tiempo (aplausos).
(Dieciseis)
jueves, marzo 30, 2006
Libertad para las pelotitas de colores - Actualizado -
Hace unos meses glosábamos en el Gabinete el bello anuncio de Bravia con fondo sonoro de José González, fascinante mezcla de imagen y música que catapultó a su autor al humilde estrellato del acústico y fecundó la imaginación de todos nosotros con hermosas visiones de avalanchas de colores arrastrando la insustancia cotidiana de nuestras calles o de la metamorfosis propia en una de esas pelotitas para poder así botar y botar y botar, en soleadas cuestas, por siempre.
Cumpliendo su amenaza de entonces, Minizita y un puñado de locos cariocos se han propuesto liberar cuantas pelotitas de colores puedan y hacer rebosar las calles de Ciudad Mandril (bueno, al menos una) de millares de colores saltarines y diversos. Un perverso juego de subversión para alterar el orden diario y crear confusión a través de la belleza sin propósito. Un embelesador espectáculo.
Existen ya peloteros habilitados donde ustedes podrán efectuar sus esféricas donaciones; de cualquier color, tamaño y capacidad de bote. Tienen hasta el 1 de Mayo. Y si quieren colaborar, pero no viven en Madrid o no les apetece desplazarse, pueden hacérselas llegar por correo a los responsables de esta espléndida e inocente travesura. Encontrarán todos los detalles aquí.
Extiendan la noticia, coméntenlo con sus familiares y amistades, practiquen el antiguo y placentero arte del boca-oreja o el nuevo y aséptico del inbox-inbox. Atrévanse a organizar un evento paralelo en su localidad. ¡Liberemos juntos a todas las pelotitas de colores que en el mundo han sido! Se lo merecen. Nos lo merecemos.
viernes, marzo 24, 2006
A Scanner Darkly
Y es que A Scanner Darkly, me ha ayudado a salir del letargo. Mejor dicho su adaptación, que llegará a nuestros cines este verano. El maestro Dick de nuevo, qué emoción. Y en este caso siendo revisitado en una de sus novelas probablemente más desconocidas.
De cada diez americanos, dos espían a los otros ocho para el Gobierno; la poderosísima Sustancia D y una mujer de carácter y cabello oscuro (cómo no); realidades que se confunden, bilocaciones, personalidades confusas, trajes engañadores (ríanse ustedes de capas élficas); oscuras clínicas de rehabilitación a lo Harmony House. Y la constatación, por mucho que le pese al pobre Hegel, de que todo lo real no es en absoluto racional. Todos ellos elementos habituales en Dick y de los cuales, al menos yo, nunca me canso, por mucho que devore libros o metrajes, y que en este caso se basan en los vagabundeos y coqueteos con el LSD del Maestro en la California de los primeros setenta.
Y aquí llega lo peliagudo. Qué hacer con todo esto. Adaptar semejante obra era una tarea magna y delicada, condenada de antemano al estrépito, porque el rompecabezas demente y cosmogónico de la historia no podía aparecer cual trasfondo de la acción, como en Desafio Total. Porque sencillamente no la hay. El proceso fue tortuoso: Charlie Kaufman, como opción obvia, firmó el primer guión allá por 1997. El proyecto se estancó y finalmente se hizo cargo del guión Richard Linklater. Si, si. Como lo oyen. El autor del díptico humilde y monumental que es Antes del amanecer/Antes del atardecer, y demonio privado de antigafapastas y gentes de corazón reseco. Y aplicando la costosa y prolongada técnica del rotoscopio, que mezcla imagen real y estética XIII, y como ya hiciera en la marciana Waking Life, Linklater ofrece una nueva (y seguramente pretenciosa para muchos) indagación sobre el significado de la realidad y el universo. Y sobre su falta de.
El trailer, que es la causa última de mi verborreico entusiasmo, certifica el extraño encasillamiento de Keanu Reeves en el papel de hey-tio-que-el-mundo-no-es-lo-que-parece. Ya cansa bastante, amiguito. Pero si logran superar ese relativo fastidio, seguro que logran disfrutar del viaje y se les terminan poniendo (al menos) los dientes como sables al ver a Robert Downey Jr. llevando una camiseta con un Triangulo y un Ojo.
Hasta pronto. Dieciocho.
miércoles, marzo 01, 2006
Primero de Marzo
En los países del Este tradicionalmente se considera al primero de Marzo como el fin del invierno y el comienzo de la primavera. Se compran lacitos, nudos, colgantes de hilos rojos y blancos y se cuelgan del primer árbol en flor que uno divisa ese día como símbolo de renacer, y al hacerlo se pide un deseo.
Yo pedí el mío.
martes, febrero 14, 2006
Forbidden Love
Forbidden love, forbidden love
Forbidden love, we seal our destiny forever
Forbidden love, forbidden love
Dedicado a todos, todas.
No. No vengo a hablarles del tema de Madonna con el que por fin ha abrazado la pista de baile y que merece a todas luces una nueva versión de los chicos de Ciccone Youth.
¿Sirve de algo ser obsequioso, generoso, valiente, entregado? ¿Estamos condenados a contemplar como todo se rompe? ¿Fragmentos? ¿Ruinas? ¿Piezas? ¿Luchamos contra una disgregadora e irresistible fuerza?
Me niego. No quiero tener más miedo. Ni al cambio ni a la permanencia. Los finales felices existen. Hay esperanza. No hace falta ninguna fe. Ningún salto en el abismo más allá de la certeza. Quizá sólo aferrarse a todo lo de arriba como a una tea en una tormenta y tomar las elecciones honesta, sincera, verdaderamente. Las que sean.
Siempre no son solo siete caprichosas letras.
lunes, febrero 13, 2006
De Cabeza
Una noche de insomnio, tiempo inmemorial. Una película extraña, una sorpresa. Un perdedor, Isela Vega. Unas gafas de sol enormes, moscas, una nevera. Honor. Un embarazo, una cabeza.
Por poco mas de diez euros pueden adquirir Quiero la cabeza de Alfredo García, del maestro Peckinpah con subtítulos y doblaje en castellano. Ya no hay excusa. Ya tardan.
Quedan veintiuno.
lunes, febrero 06, 2006
Dr Zito, Año Uno. Cuenta atrás.
El Gabinete cumple mañana un año. Doce meses de altos y bajos, de encuentros, felicidad y elocuencia, de desánimo, crisis y cambios. Muchísimas gracias a tod@s por estar, por haber estado.
Qué mejor momento que este para poner en práctica una idea con la que Satanasito me intrigó en su momento: Todo es caduco en este mundo, ya lo sabemos; nuestra probabilidad de supervivencia en el largo plazo converge a cero. Pero los blogs parecen especialmente condenados a desintegrarse abruptamente a cada paso, a morir tras cualquier sacudida que sufran sus autores. Movido por este pensamiento, Satanasito tuvo la lúcida (y que yo sepa no puesta en práctica hasta ahora) ocurrencia de abrir un blog con fecha de caducidad incluida y bien clarita. Una cuenta atrás anunciada, sabida de antemano, desde el mismo momento del parto. Cien, doscientos posts, quién sabe. Y francamente, me parece una ocurrencia genial y un final dignísimo y brillante, con traca postrera incluida, que regalarle a este modesto blog, a este inventito que creo no nos ha hecho disfrutar a ustedes y a mí durante el último año.
Si. Serán veintitrés posts, a un ritmo impredecible y variable, veintitrés dias o veintitrés meses, antes de que el Gabinete cierre por siempre y un servidor fenezca (blogosfericamente claro, aunque igual me atropella un taxi antes).
Empezamos. Quedan veintidós para el final.