miércoles, marzo 30, 2005

Alimentos del infierno (frío)

He recibido una severa amonestación de Pequeña Morla por haber utilizado en mis últimos y frenéticos posts la palabra “cojones” y la expresión “a tomar por culo”. También me ha recordado que este es un blog ligeramente intelectualizante y que del Gabinete deben salir ustedes más sabios y nos más asilvestrados de lo que ya están. Y me ha dicho: “Ven, vamos a escribir un post divertido y no de esos introspectivos/autoflagelantes que te gastas últimamente.” Y yo no pude decir que no, claro.

Si Borges decía enorgullecerse de los libros que había leido, en el Gabinete nos enorgullecemos de las ideas que copiamos e imitamos porque lo hacemos desde la admiración más sincera. Tal vez desconozcan ustedes que los Lametones tienen una sección en su blog llamada Semos lo que comemos. Y nos hemos dicho, “si esa gente escribe exitosos posts mostrando las mierdelicias™" (chicos, ¡tenéis que patentar esa palabra!) "de la Madre Patria qué impacto no tendrán las Frioexteriores, internacionalmente reconocidas por su alto grado de aberración.” Así que hoy el Gabinete inaugura una (pseudo) sección dedicada a la basura que se come por estos fríos infiernos donde subsistimos. Ilustradas a todo color.

Bien. Como sabrán los Frioexteriores no se sientan a comer como Dios manda, esto es, con mantel y vino. Ejecutivos, médicos o limpiaventanas por igual sacian su hambre con bocados ligeros a la, eufemísticamente llamada, “hora del sándwich” (aunque es obvio que en una hora uno se puede comer tranquilamente y sin apresurarse al menos 17.6 sandwiches). Con miras a su futuro, los Frioexteriores son instruidos desde jovencitos en estas costumbres para así habituarles a ellas antes de que se conviertan en hombres y mujeres de provecho. Nuestro primer artículo de hoy trata de alcanzar ese Santo Grial de la alimentación que es conseguir que los niños tengan una dieta variada, equilibrada y al mismo tiempo de su gusto. Equilicuá.




Maravillosos Lunchables ¿Que padre puede resistirse a dar semejante dosis de calcio a sus hijos? Y fíjense que vaquita tan graciosa. Todo lo que tu hijo ansía y demanda se encuentra en esta sencilla bandejita. Nos presenta sus contenidos nuestro azafato el pollito loco.




¿A que se le hace a uno la boca agua? Mírenlo bien, mírenlo. Ahí están sus tres panecillos, uno para cada una de esas tres sabrosas salchichas. Y ese queso. Y esa bolsita de ketchup que tanto agrada a las jóvenes generaciones. Hidratos, proteínas, grasas. ¡Todo esta aquí! La buena alimentación, concentrada.

Aun así, hemos de conceder que esta ración puede resultarle algo magra a nuestros retoños. Pero no se preocupen. Podemos complementarla con nuestro segundo artículo de hoy: Nada mejor que el queso para otorgarles ese extra de energía necesaria para un largo dia de esfuerzo intelectual y físico. Nos lo presenta nuestro azafato Pikachu.




Ya sabemos que a los niños el queso no les suele hacer mucha gracia. No hay problema. Primero le añadimos un inofensivo aroma a bacón ahumado. Luego la mascota molona (¡si es que hasta el queso puede ser cool!). Finalmente ponemos en el envoltorio el vasito de leche de rigor para que hasta el padre más escéptico se convenza de que alimenta bien a sus hijos.



Pero no solo son estos alimentos sin par. Si el niño o niña es de los raritos, no sufran. Estos productos también pueden fomentar la imaginación de las criaturitas. Vean, vean como Pequeña Morla y un servidor escenificamos un remake lo-budget de “Náufragos.”



Pikachu y Squirtle arriban finalmente a la isla desierta.

Solo resta una última pregunta. ¿Por qué andarse con zarandajas? ¿No ahorrarán más tiempo y disgustos mezclando todos estos nutrientes y suministrándoselos directamente al infante en cuestión? ¡Dicho y hecho!




¡Ñam, Ñam! Miren que pinta de apariencia tiene el majestuoso resultado.




Pues aquí me despido hasta una próxima ocasión en la que les ofreceré más viandas típicas de estos lares para delicia y regocijo de sus sus malacostumbrados estómagos.
¡Bon appetit!

martes, marzo 29, 2005

Una patada en el estómago



Si el Dr Who no se hubiera interpuesto en mi camino la semana pasada ya les habría hablado hace tiempo de Bloc Party. Ahora tal vez ya sea demasiado tarde. Ya se ha esfumado parte de mi inicial entusiasmo y además estoy pasando un sarampión iconoclástico. Y para colmo ustedes posiblemente habrán ya construido sus prejuicios correspondientes. Cómo hago yo para que ustedes dejen de odiarles. Porque a estas alturas habrán oído repicar a treinta mil personas diciendo que este mes, esta semana, le toca a Bloc Party molar. ¡Pero si hasta en el Newsweek ya los han diseccionado con una formula matemática!



Probemos esto. Están ustedes sentados una noche o una madrugada de sábado en su casa delante del televisor viendo la teletienda o el telediario tercera edición, pero sus pensamientos no están en esa escena. Porque ustedes están hartos. No deprimidos, hartos, repito, de la/el ex que no acaban de erradicar de su memoria cada vez que se lo hacen con el recambio, que por una vez les hace demasiado caso.

You told me you wanted to eat up my sadness.
Well jump on, enjoy.

Hartos de todos esos que soportan colas galácticas para entrar en la Academia, la Casa, el Lupanar, lo que sea.

She said I'm going use my teeth and my claws. She said I'm going use my teeth and my breasts. I'm gonna make it happen.

Hartos de que les ordenen madurar, hacer dinero, comerse sus sueños con patatas. Y también hartos de esos que salen por la tele, con bigote o sin bigote, subiendo y bajando de un helicóptero, pioneros de la democracia, mientras ustedes conducen un coche que apenas consume.

Just like his Dad, just like his Dad (the same mistakes).

Y sienten una patada en el estomago. Y se sienten eléctricos, incandescentes. Y dan un portazo. A tomar por culo.

Eso es Bloc Party.

Que si. Que han oído mucho a Gang of Four y a Joy Division. Y a mi qué, si las letras se descabalgan y rebosan sus angulosos versos. A mí qué, si destilan lirismo desesperado, si gracias a la voz de Kele Okereke (¿quién?), medio y mensaje se funden. De acuerdo, no son perfectos. Vale, no son como aquella patada en el estómago. Pero, are you hoping for a miracle?



Dios, que raro estoy.

El Primer Amor


Posted by Hello
R me ha hecho recordar mi primer amor. No se lo que me pasa últimamente.

lunes, marzo 28, 2005

Estoy hasta los cojones (acuáticos)

Seamos claros. Anderson no es para todos. Anderson no es para una tarde de multiplex, ni para que te la recomienden tus amigos, ni para que te lleve nadie a verla. Ni siquiera para que te guste.

Anderson es una experiencia íntima. Es un recuerdo atravesado en la garganta de esa familia tuya que te avergüenza. Es una Nochebuena en casa de tus primos. Es una crónica de seres emocionalmente tullidos. Es tragicomedia. Es tristeza. Es infinita tristeza.


Desorientación

Etzu en su última misiva me dice:

Así que enganchado al blog. Si es que siempre debimos ser novelistas, no lo que quiera que seamos ahora -hombres desorientados, creo-.

Sin comentarios.

domingo, marzo 27, 2005

Nos abandona lo paranormal

Descansen en paz Doctor y señor Luqui.

Resurrección

Hoy termina la semana en la que ha Dr Who ha resucitado del limbo de las series defenestradas. Y hoy no tengo demasiado tiempo para postear. Acabo de enterarme que es una hora más tarde de lo que pensaba y aun tengo que ir a preparar las torrijas que Pequeña Morla me esta pidiendo desde hace unos días.

En 1989 se emitió el que hasta ayer era el último episodio de Dr Who. Aunque su protagonista, Silvester McCoy (1987-1989) había sido contratado para una temporada más, la caída libre de los niveles de audiencia era imposible de contrarrestar. Desde la salida de Baker, la serie no tuvo muy buena fortuna por diversas razones. Baker es una de ellas. Pero, fundamentalmente, durante los 80 la calidad de los guiones empezó a flaquear. La serie se hizo sumamente autoreferrencial y demandaba del espectador cierto conocimiento de la mitología doctorwhoana. En ocasiones, incluso la continuidad se arruinaba por las nuevas visitas del Doctor a su propio pasado o por referencias imposibles a inexistentes aventuras anteriores. Para colmo, en su intento de sacudirse el legado de Baker de encima, los actores que encarnaron al Doctor en sus últimos años trajeron al personaje matices que le dieron cierto aire desagradable: Con cambios de humor, violento en ocasiones y, en su última etapa, manipulador y maquiavélico.

Dios mío, ¿pero qué coño es esto?

Pero Dr Who no cayó en el olvido total. Al menos siempre quedaba el circuito de convenciones por el que orbitaban sus actores. Tras el trigésimo aniversario de la serie en 1993, se anunció que Dr Who renacería en forma de un telefilm Y así, en 1996 se estrenó “The Enemy Within”, coproducida por la Fox y la BBC. La película estaba ambientada en San Francisco y contaba con actores norteamericanos (Eric Roberts en el papel del Maestro). La intención era clara: si el telefilm tenía éxito en Estados Unidos, habría una nueva serie. Pero ese no fue el caso y el Dr Who volvió a dormir el sueño de los justos.

Justo antes del cuadragésimo aniversario se anunció la emisión por Internet de un serie de animación de 6 capítulos de 15 minutos relatando las andanzas del que presuntamente ser
ía el noveno Doctor basadas en la novela “The Scream of the Shalka”: Sin embargo, poco después la BBC hizo público oficialmente que 2005 vería el estreno de una nueva temporada esta vez en imagen real. Con ello, el proyecto de continuar “The Scream of the Shalka” quedó en suspenso. Una lástima porque la serie estaba bastante bien: Habia monstruos pétreos, habia una invasión, habia un extraño Doctor. Además, el argumento apuntaba a futuros capítulos que probablemente jamás verán la luz. Yo se la recomiendo. La pueden disfrutar en la página de la BBC, aunque en ingles, naturalmente.



El nuevo Dr Who que comenzó ayer es prometedor. Est
á interpretado por Christopher Eccleston, un actor de esos cuya cara te suena pero que no sabes nunca ubicar (es el marido de Nicole Kidman en “Los Otros”, el jefe del escuadrón militar de “28 Días Después” o el compañero de piso demente y algo geek en “Tumba Abierta”). Eccleston le transmite un aspecto desgarbado y un carácter sarcástico, tímido y algo alienígena. No en vano viene del Norte. Su asistente es Billie Piper, famosa por casarse a los 19 años con el magnate de la radio Chris Evans y por tener una presunta carrera como cantante (¿casualidad?). Lo que sea, da igual. Lo importante es que Dr Who parece haber llegado para quedarse. Al menos por un tiempo.

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viernes, marzo 25, 2005

Invasión Dalek


Hoy daremos un respiro en nuestro sucinto recorrido por la historia de Dr Who con motivo de la nueva temporada que comienza mañana y revisaremos la segunda aventura cinematográfica del Doctor, Dalek Invasion Earth: 2150 A.D. (Gordon Flemyng, 1966).

Como su predecesora, “Dalek Invasion Earth: 2150 A.D” está basada en uno de los primeros capítulos de la serie, “The Dalek Invasion of Earth.” El personaje del Doctor volvió a ser encarnado por el magistral Peter Cushing. De nuevo, se le presenta como un inventor chiflado acompañado por su nieta Susan (Roberta Tovey, que repite) y su sobrina Louise (Jill Curzon).

La acción comienza cuando el agente Campbell (el gran actor británico Bernard Cribbins) es agredido por unos atracadores en fuga y entra en la TARDIS confundiéndola con una cabina de policía. Cuando se despierta, el Doctor y compañía le informan de su nuevo destino: El Londres del año 2150.

Para sorpresa de todos, Londres es un lugar siniestro y en ruinas. No hay ni un alma. Para colmo la TARDIS es sepultada bajo escombros por accidente. Extraños personajes salen al encuentro de los héroes: Son miembros de la resistencia, liderada por un geólogo en silla de ruedas, Dortmun. Estos les informan de que la Tierra ha sido invadida por los malvados Daleks, las ciudades destruidas y bombardeadas con rayos cósmicos. Los más desafortunados supervivientes son esclavizados por los Daleks y convertidos en robots sin voluntad (llamados “Robomen”). En ese momento un gigantesco platillo volante aterriza en los alrededores. El grupo se divide. El Doctor y Cribbins son capturados por los Daleks; los demás se refugian en el escondrijo de la resistencia. Tras un ataque frustrado a la nave Dalek, que salva al Doctor in extremis de ser convertido en un Robomen, los personajes se dirigen por caminos separados a Bedfordshire, donde los esclavos humanos de los Daleks están excavando una mina por razones desconocidas.

“Dalek Invasion Earth: 2150 A.D” es, afortunadamante, mucho mejor que su predecesora. Al menos se puede ver sin sonrojarse. Necesariamente, el tema de la invasión alienígena provoca que la trama se sacuda el infantilismo que aquejaba a “El Dr Who y los Daleks”. La película tiene sus momentos oscuros y aunque está lejos de ser perfecta es entretenida.

Si, otra vez los Daleks. Pero en esta ocasión muchos más amenazadores y agresivos. Esta vez, matan, atacan en hordas, ¡incluso nadan! Aun así, hay que reconocer que un Dalek nunca podrá protagonizar una escena de acción al uso: si se les otorga demasiada invencibilidad la acción se trasforma en masacre. Si se les hace demasiado vulnerables entonces deja se ser creíble que unos seres que parecen contenedores de basura motorizados puedan conquistar planetas enteros. Esta dificultad se traduce en una cierta esquizofrenia: en un momento dado los Daleks son inmunes a las bombas. Al minuto siguiente un empujón o una lona bastan para inutilizarlos. Al menos, los “Robomen” dan mucho más juego (al fin y al cabo no son mucho menos humanos que un contable) y gracias a ellos la acción funciona.

Apenas hay momentos de humor. El único momento cómico esta a cargo de Cribbins: Infiltrado en la nave Dalek, el pobre tiene que hacerse pasar por un Robomen para no ser descubierto, lo cual genera momentos bastante hilarantes. Es comedia sencilla y efectiva, y no grotesca como la de Roy Castle.

En su lugar, se introducen escenas de cierto calado moral. Durante el trayecto a la mina Dalek, la nieta del Doctor y Wyler, un miembro de la resistencia, se refugian en casa de dos mujeres que cosen y remiendan las ropas de los esclavos Dalek a cambio de alimentos. Durante la noche, Wyler se despierta cuando una de las mujeres vuelve con una cantidad inusual de comida. “Te dije que nos darían más comida si les decías que están aquí”, afirma exultante la otra. En otro momento de la película, el Dr Who y David, también de la resistencia, se encuentran con Craddock quien vende comida a los esclavos mineros a cambio de joyas y dinero. Este también resultará ser un traidor en última instancia. Este par de escenas en nada infantiles, recuerdan, salvando las distancias (que son casi galácticas), al estado de decadencia moral descrito por Michael Haneke en su particular visión del Apocalipsis, “El Tiempo del Lobo”. ¿Tres pies al gato?

Siendo menos osado, la invasión si que nos remite de nuevo a los Nazis. Las imágenes de un Londres invadido por los Daleks supongo que retrotraerían inmediatamente a los británicos a las del Londres bajo los V1. Que la invasión se haya materializado y que además existan colaboracionistas entre los invadidos añade tintes aun más turbulentos y turbadores al asunto.

Por el lado de la comicidad involuntaria, los decorados y las ropas de los supervivientes no parecen provenir del año 2150 sino más bien de doscientos años antes. Para ser concretos, de 1966. Yo a esto le encuentro su punto gamberro porque los miembros de la resistencia y demás esclavos son personajes normales, calvos, barrigones y que visten gorras y chaquetas de lana a la moda más puramente obrera. Que sean ellos quienes se revelan contra los Daleks resulta sutilmente subversivo.

Otro momento hilarante ocurre cuando las motivaciones de la invasión Dalek son finalmente reveladas: Planean vaciar la Tierra de su núcleo para convertirla en una gigantesca nave espacial con la que proseguir sus conquistas. De risa.

Concluyo. Muchos críticos de la peli (normalmente los mas acérrimos fans de la serie) le reprochan su falta de desarrollo de personajes. Y es cierto. La sobrina del doctor tiene menos importancia aun en la historia que Julia Roberts en “Ocean’s Eleven”. Pero el retrato de una sociedad invadida no perfecta y ver a los Daleks haciendo travesuras de verdad compensa con creces. Solo queda una pregunta ¿para que coño hay un Dalek en el fondo del Támesis?

Como postre, les ofrezco dos curiosidades. Primero, sepan que “Dalek’s Invasion of Earth: 2150 A.D.” es uno de los primeros ejemplos de publicidad encubierta en el cine. En 1966, los cereales Sugar Puffs utilizaban a los Daleks como reclamo publicitario. Pues bien, gracias a una contribución económica al presupuesto de la película, las calles del Londres en ruinas estan cubiertas de carteles de Sugar Puffs.

Segundo, aquí tienen el trailer original de la película. La calidad del sonido es demencial pero merece la pena. Disfruten. Y no coman muchas torrijas.



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jueves, marzo 24, 2005

Tom Baker, el Doctor campeón

Durante la primera mitad de los setenta dos hechos cruciales ayudaron a erigir definitivamente el mito del Dr Who.

El primero de ellos fue provocado por la crisis que por entonces sufrió la BBC. En aquellos momentos de dificultad, el ente público británico se vio empujado a reducir costes. Una de las secciones que se vio mas afectada fue la de archivos. Miles de bobinas fueron destruidas o reutilizadas con el fin de recortar gastos. Como consecuencia, varios de los episodios clásicos de DrWho desaparecieron sin remedio. Como vestigios solo quedaron algunas instantáneas, los guiones y escenas sueltas. Pero esta catástrofe aparente ayudó a que cobrase un status particular dentro del ámbito de las series de culto: nadie puede dormir tranquilo pensando poseer todos sus episodios. Es una obsesión pajera inabarcable.

El segundo hecho crucial es el relevo del tercer Doctor (Jon Pertwee, 1970-1974) por un actor en paro y circunstancial obrero de la construcción: Tom Baker. En 1974, el primer episodio de la decimosegunda temporada, “Robot”, presentaba oficialmente a la nueva encarnación.




Baker es a Dr Who lo que Sean Connery es a James Bond. Aunque el no fue el primero en el papel como Connery, cualquier otro actor, pasado o futuro, que encarna al personaje se mide desde entonces a su sombra. El fue quien durante más tiempo protagonizo la serie (1974-1981) y el que mayor repercusión internacional alcanzó: Es en 1974 cuando Dr Who comienza a emitirse en los Estados Unidos, donde tuvo un razonable éxito. En España, que yo sepa, los pocos capítulos que se emitieron también fueron los suyos. Por todo esto, la identificación entre Tom Baker y el Dr Who es casi total fuera del Reino Unido.

El cuarto Doctor es sobe todo recordado por su singular aspecto. Bohemio, gran cabellera de rizos a lo Harpo Marx y bufanda extremadamente larga, que a mi al menos me recuerda a la de Harry Potter y sus compinches. Baker dotó al personaje de un humor no visto antes en la serie, casi slapstick (ayudado por sus jugueteos con la bufanda) y también cierto cinismo. Por ejemplo, en “El Terror de los Zygons”, el Doctor se enfrenta a unos seres mitas sepia, mitad empanadilla, que planean dominar la Tierra usurpando el cuerpo de grandes personalidades. Frases como “¿No es la Tierra un poco grande para solo vosotros seis?” o “No podéis dominar el mundo escondidos. En algún momento tendréis que salir al balcón y asomar un tentáculo,” dirigidas a unos alienígenas invasores no se escuchan en la ciencia-ficción muy a menudo. Este contenido humorístico se vió aun mas enriquecido cuando a finales de los setenta, Douglas Adams, autor de “The Hitchhiker Guide to the Galaxy”, comenzó a encargarse de los guiones.



Al mismo tiempo, de las tramas del Dr Who siguieron brotando mitos clásicos puestos del revés. En el mencionado “El Terror de los Zygons”, se descubre que el monstruo del Lago Ness es en realidad un robot al servicio de los Zygons, quienes llegaron a la Tierra miles de años atrás. En uno de los mejores episodios de la serie, “Las Pirámides de Marte” (también emitida en la Madre Patria), el Doctor aborta en 1911 los intentos de Sukteh por volver a dominar la tierra. Este perverso semi-dios encerrado en una pirámide marciana es el último de los Osirans, raza venerada en el antiguo Egipto y cuyos sirvientes-robot tienen aspecto de momia (¿verdad que se parece sospechosamente a la premisa de “Stargate”?).



Paralelamente al humorismo consciente en inconscientemente de Baker, elementos más sustanciales comenzaron a ser tratados. En “La Génesis de los Daleks” (que también pudimos ver en las autonómicas), el Doctor recibe el encargo del Maestro del Tiempo de volver al planeta Skaro, hogar de los Daleks, e impedir que sean creados. La acción se desarrolla unos cientos de años antes de la visita del Doctor al planeta narrada en “The Daleks” y recreada en la película “El Dr Who y los Daleks”. En ese momento, los Thals y los Kaleds ya llevan mil años en guerra y Davros, jefe científico de los segundos, está ultimando los experimentos que finalmente propiciaran el nacimiento de los temibles Daleks.



Davros es probablemente el más turbador de los villanos individuales de la serie (los malvados en Dr Who tienden suelen ser distintas razas de extraterrestres malignos). Su enfrentamiento con el Doctor es sobre todo de índole moral. Este trata de convencer a Davros de que no culmine sus investigaciones a la vista de sus pavorosas consecuencias futuras (no las he mencionado, pero es que hay tanto que contar…). Curiosamente, Davros acabará siendo exterminado por sus propios engendros. Sin embargo, casi al terminar el capitulo, el Doctor se enfrenta a un dilema: destruir las incubadoras Dalek y cometer así genocidio o no hacerlo y permitir el exterminio de millones de seres a lo largo y ancho de la galaxia. Todo esto y algunos detalles más de la trama muestran que “La Génesis de los Daleks” es una parabola del Nazismo. No es de extrañar que sea considerado como uno de los mejores episodios de todos los tiempos.



El ultimo episodio de la era Baker, “Logopolis”, llego a tratar incluso temas de ciencia pura y dura, que ya transpiraban durante los previos capitulos de la decimoctava temporada. Una raza de matemáticos dedicada a asegurar el buen orden del Universo es engañada por el Maestro del Tiempo, archirival del Doctor. El creciente nivel de Entropía resultante lleva al Universo al borde del colapso. Este episodio confirmó el paso de la serie por un punto de no retorno con respecto a sus orígenes de espectáculo infantil. Pero también marcó un punto de inflexión: La muerte del cuarto Doctor, consagraría un canon definitivo en Dr Who y con ello su inevitable decadencia.

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martes, marzo 22, 2005

Exterminate! Exterminate!



Una niña de unos diez años lee un libro titulado “Física para principiantes”. La cámara se mueve lentamente hacia la derecha y enfoca a una mujer joven leyendo un libro de Ciencia aun más grande. Finalmente, se nos muestra a un anciano con chaqueta marrón y un lazo celeste leyendo un comic sobre aventuras espaciales. “¡Fascinante!” grita. Así comienza “El Dr Who y los Daleks” (Gordon Flemyng, 1965) y así acaba la mejor parte de la película.


Como verán, la semana dedicada al Dr Who aquí en el Gabinete no comenzó muy bien. Lo que sigue es más bien el relato de una decepción transformado en un intento de introducirles a ustedes en el mito del Dr Who. Así que haré un poco de historia para empezar.

El Dr Who, personaje creado por Sydney Newman, comenzó sus viajes en el tiempo en televisión un buen sábado de 1963. Inmediatamente se convirtió en un éxito arrollador. Primeramente dirigido a una audiencia infantil que se escondía detrás del sofá con solo oir La sintonía, el Dr Who acabó estableciéndose como un icono de la televisión pública británica. En España, fue parcialmente emitida por las televisiones autonómicas a primeros de los 90. Pero su repercusión entonces fue minúscula comparada con el estatus de referente de la cultura popular que posee en su país de origen.

Dado el fulgurante éxito de la serie, en 1965 se rodó la mencionada película, basada casi íntegramente en uno de los primeros episodios de la serie: “The Daleks”. Parientes lejanos de los Borgs, los Daleks eran una raza de seres de apariencia robótica y cuya frase favorita “Extermínate!, Exterminate!” reflejaba bien a las claras su sencilla filosofía de vida.


Por aquel entonces el personaje del Doctor aun no estaba definido completamente. Fue en ese aspecto en el que se introdujeron los únicos cambios con respecto al episodio original: En televisión el Doctor era un pacífico alienígena en posesión de una extraña maquina del tiempo llamada TARDIS (Time And Relative Dimensions In Space) y con forma de “Police Box”. En el film, pasaba a ser un beatífico y chiflado inventor, aficionado a los comics y encarnado por el gran Peter Cushing. Fue mas tarde, debido a los problemas de salud del primer actor que encarnó al personaje (Wiliam Hartnell, 1963-66), cuando se recurrió a la idea de que el Doctor podía transmutar su cuerpo cada vez que su actual reencuarnación sufriera daños irreparables. Gracias a este pequeño artificio, la continuidad de la serie estaba garantizada sin necesidad de “suspension of disbelief” como en el caso de James Bond.


La escena que describo al comienzo se ve interrumpida por Ian (Roy Castle) el novio de la joven Susan (Jennie Linden). Mientras su nieta mayor se prepara para salir, el Doctor, emocionado por poder tener alguien a quien enseñar su invención, y su nieta pequeña (Roberta Tovey) empujan literalmente al pobre Ian dentro de la TARDIS. Una vez reunidos todos, Ian, que lleva el peso cómico de la película, acciona accidentalmente la TARDIS hacia un destino desconocido.

A partir de aquí comienzan unas aventuras insustanciales. Los expedicionarios aterrizan en un planeta ignoto donde descubren una ciudad-fortaleza en la que son hechos prisioneros por los Daleks. Estos les explican que eones atrás, libraron una guerra atómica contra la otra raza que habita el planeta, los Thals, y que estuvo a punto de destruir su mundo por completo. La hecatombe produjo fuertes niveles de radiación, lo cual obligó a los Daleks a refugiarse en la ciudad y dotarse de envolturas metálicas. Sin embargo, inmensamente agresivos e irracionales, los Daleks continúan obsesionados con destruir a sus rivales, simples nómadas pacíficos de piel verde y pelo dorado que han desarrollado una droga que les permite sobrevivir a la radiación (cómo, no se sabe).


Tras escapar de la ciudad Dalek, el Dr Who consigue persuadir a los abúlicos Thals de que la luchar contra sus robóticos enemigos es la unica alternativa si no quieren ser exterminados. Mientras, los Daleks, frustrados porque la droga Thal contra la radiación no funciona en sus mutados organismos, planean comenzar una última guerra de devastación total. Finalmente, el Dr Who y sus nuevos aliados atacan desde varios frentes el cubil Dalek. No hace falta que les cuente como termina la historia porque ya se lo pueden imaginar.

“El Dr Who y los Daleks” afortunadamente dura 85 minutos, pero podía haber durado tan solo 30. La trama se limita a narrar varias idas y venidas desde el Bosque Petrificado donde la TARDIS aterriza, a la ciudad Dalek. Estos últimos, tienen su encanto pese a su tosquedad. Por algo se convirtieron en los villanos más famosos y queridos de la serie. Pero nunca parecen demasiado amenazadores. Y no es solo porque sus armas principales sean un desatascador, una pinza y un extintor; esto ya lo asume cualquier fan del Dr Who. Ni porque estén pintados de colores estupidos, que intentan transmitir la existencia de castas (yo pintaba mis Dreadnoughts del “Space Crusade” con más gusto, la verdad). Sino porque en el combate final, esquivar sus vitriólicos humos y empujarles parece ser suficiente para acabar con ellos (para ser justo, si uno se podía creer que esta cosa podía conquistar la Tierra, ¿por qué no los Daleks?) Las terribles sombras de ojos usadas por los Thals y el pésimo gusto cómico de Roy Castle, que se limita a hacer payasadas durante toda la película, no ayudan tampoco.


Sin embargo, esta dos características fundamentales del fenómeno Who. La primera es que los argumentos de la serie han bebido sistemáticamente de la literatura inglesa. No sorprende así que la trama sea una recreación de “La Maquina del Tiempo” de H.G. Wells, en la que en vez de los Eloi y los Morlocks, los bandos en disputa se llaman Thals y los Daleks. Las aristas que existían en la novela de Wells son por supuesto eliminadas: ni los Daleks quieren comerse a sus enemigos ni el origen de las dos razas se debe a un remoto conflicto social. Estos elementos más densos se sustituyeron por las obsesiones de la época: el conflicto nuclear y la necesidad de las sociedades pacificas de utilizar la violencia para sobrevivir (primero los nazis, mas tarde los comunistas). No es de extrañar tampoco que los llamamientos del Dr Who a los Thals para que se movilicen tengan sus ecos en las partes más alegóricas de El Señor de los Anillos. Más adelante en la serie, Who se enfrentará a émulos de Frankestein, Drácula, Fu Manchu y hasta al monstruo del Lago Ness. Esto demuestra que la fenomenal repercusión de la serie se cimentó en parte en saber absorber este poso cultural, para sabiamente regurgitarlo después a todo color y en envoltura alienígena.

La segunda característica es constatar que, en sus comienzos, el Dr Who era básicamente un programa infantil. La película no corrige esto y los elementos más literarios acaban por constituir tan solo un sutil trasfondo para la simplista trama. Supongo que la intención de sus respondables era hacer de Peter Cushing y del personaje de la nieta pequeña los principales reclamos para los públicos de distintas edades. Pero no lo consiguieron. Espero que me entiendan bien en este punto: No critico a la película simplemente porque sea “infantil”, sino porque trata a su público de esa manera, aunque honestamente. Las comparaciones son odiosas, pero en un minuto de Miyazaki subyace más material aprovechable que en todo el metraje de “El Dr Who y los Daleks”.

Con el paso del tiempo, la serie del Dr Who se dirigió a audiencias más adultas, siguiendo en parte el proceso de llegada a la madurez de sus primeros espectadores. Y así, a mediados de los 70, habría de tomar el relevo la que fue la mejor y más recordada de las hasta ahora nueve reencarnaciones del Doctor: Tom Baker.

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viernes, marzo 18, 2005

Cambios y agitación

Se viven momentos de agitación y cambios en el Hogar Zito y en los Fríos Exteriores en general. El invierno es, definitivamente, un juguete roto. Aunque esto tampoco constituye una excelente noticia: Nos esperan tres estaciones prácticamente idénticas entre si.

Decía Josep Pla que en verano ansiamos el orden, la tranquilidad y el reposo porque en mitad de la canícula nos recuerdan como es el frío (Sí ya sé, tenemos el aire acondicionado. Pero Pla no vivió para contarlo). En invierno, en cambio, buscamos el caos, el desorden, la impredecibilidad, que entonces nos provocan sensaciones parecidas al calor. A mi ni me ocurre lo mismo. Al menos musicalmente. Languidece el invierno y vuelvo a poner en el cajón el recopilatorio de New Order, los remixes de Depeche Mode o el Kid A de Radiohead que han estado sonando machaconamente en el Hogar Zito durante meses. Hoy escuchaba a The Distillers mientras venia para acá y la voz de Brody Dalle sonaba más urgente, más visceral, más Kurt que nunca. Courtney en bragas. Verán que aun no me he recuperado muy bien del Nirvanazo, como lo llama Tones. 17. ¿Para qué quieren mas explicaciones?

Y además hoy comienza en la Filmoteca Exterior un ciclo de cine americano de los 70 inteligentemente llamado “Grupo Salvaje: Cine americano 1969-1980” (aun no les he hablado del ciclo de cine pulp japonés de los 60 y 70 que sufrí poco antes de abrir el gabinete…) Pequeña Morla y yo veremos tres de las que proyectan a lo largo de la semana. Les mantendré informado. En cualquier caso, una bienvenida alteración de esa rutina que hace que las semanas se precipiten una detrás de otra.

Pero la gran novedad es que la banda ancha ha llegado al Hogar Zito después de mucho pensar, buscar y comparar. Con ello se abre un paisaje al que no le veo límites. Algo parecido a lo que deber ser morirse y descubrir que tienes toda una eternidad para descubrir el universo. Ustedes, los más puestos en esto de la computación, ¿recuerdan cuando descubrieron el P2P, los torrents, y estaban hambrientos, muy hambrientos por conocer, por aprehender ya fuera por motivos “honorables” o simplemente para poder fardar? Todos estos instrumentos y tecnologias nos sirven tal vez para sobreponernos a nuestras inevitables limitaciones espaciales y temporales. Por ejemplo. Tengo vagos recuerdos de Godzilla, y normalmente por motivos ajenos a sus películas: Demasiado joven. O todos esos discos que no podía permitirme comprar: Demasiado pobre. O los comics que nunca me atreví a abrir: Demasiado ignorante. Todo eso se transforma ahora en una nueva y casi única limitación: Insuficiente tiempo. No solo aquí y en este instante. También en el largo plazo, allí donde nuestra probabilidad de supervivencia se reduce a cero. Me conformo con poco: Ayer aprendí lo que es un torrent. Pero de momento la abrumadora perspectiva de ir minuciosamente desgranando todos los posts de Absence me tiene paralizado.

Y otra noticia. De aquí a prácticamente una semana comienza la vigésimo séptima temporada de Dr. Who, un personaje con más de 40 años de existencia y del que soy fan a rabiar, pero diletante; una especie de Feliz Rodríguez de la Fuente del espacio-tiempo, pero con la capacidad de reencarnarse. La cuenta atrás ya ha comenzado. Por lo pronto, el bombardeo se abre con “El Dr. Who contra los Daleks” en la televisión. Me estoy planteando seriamente la posibilidad de dedicar el Gabinete al Dr. Who durante toda la semana próxima como celebración de tan magno acontecimiento. ¿Qué les parece a ustedes?

jueves, marzo 17, 2005

Impossible Wire Connection

Hace unos días les ofrecía un par de videos musicales (este y este otro) que parecían compartir la técnica del corta y pega en la que múltiples elementos, de las mas diversas procedencias, se asociaban hasta dar un resultado original. El video que les ofrezco hoy esta literalmente basado en el corta y pega. Se trata de “Three Girl Rumba” de Klonhertz y dirigido por Doug Wilson, un visualmente excitante y pajerisimo clip, más relacionado con el pasado de lo que aparenta.

El video relata, con una estética 2D a medio camino entre el píxel y el Lego, las tribulaciones de un grupo musical formado por muñecos recortables en medio de zombis, tijeras volantes, huracanes y monstruos galácticos. No se pierdan el momento en que el recortado cantante salva a su mini-yo de unos muertos vivientes con una cerilla, ni el casero viaje en el hiperespacio en un avión de papel.

Sin embargo, ver el video resulta un poco más complicado de lo habitual Les doy instrucciones antes de que pinchen. Les pedirán un nombre y contraseña. Deben usar drzito@gmail.com y drzito respectivamente. Lo lamento, pero es el único link directo que he podido conseguir. Pero no desfallezcan. Hagan el esfuerzo y véanlo. Pinchen aquí y luego en la pequeña TV en la última línea. Y vuelvan para que les descubra la pequeña trama que esconde todo esto.



Detrás del nombre de Klonhertz hay un DJ italiano de nombre DJ Tagneli. Su “Three Girl Rumba” no es más que una pieza de música de baile que no ha querido renunciar a sus orígenes alternativos. Sí amigos. Como habrán podido ver (o estarán a punto de) la canción esta construida casi exclusivamente con un apenas disimulado riff de guitarra copiado del “Connection” de Elastica. Las dos palabras repetidas hasta la saciedad, “The impossible, the impossible…”, parecen cumplir la única función de enlazar dos riffs más. Y así, ad infinitum. Pero los más veteranos o versados musicalmente de ustedes ya habrán sospechado que, en realidad, Klonhertz ha versionado el “Three Rumba Girl” de Wire. ¿Entonces quien copió a quien? Imagínenlo. Solo decirles que el asunto estuvo a punto de resolverse en los tribunales.

Se me ocurre pensar, que tal vez, con algo de mala leche, el video alude sutilmente a la intercambiabilidad y contingencia de los grupos musicales. Hoy montas uno que se llama Wire, juegas con él, lo guardas y años después sacas el recortable lleno de polvo del cajón donde lo guardabas, lo montas de nuevo, le pones otro nombre y a juguetear con la nostalgia. “Pop-Video: A cut and assemble model.

Por cierto. ¿Para cuando una versión de P.A.J.E.R.O.?

miércoles, marzo 16, 2005

El Capullo Integral del Mes

Hace unos días, El Palimpsesto otorgaba su prestigioso premio “Panoli del Mes” a Pasqual Maragall por su excelente interpretación en el drama por entregas “El Hundimiento del Carmel.” Semejante iniciativa en pro del interés público merecía ser copiada e imitada y por ello, tras una cuidadosa selección de candidatos, El Gabinete del Dr Zito se enorgullece en presentarles el 1er Premio “Capullo integral del mes” y a su ganador incontestable, Kevin Roberts, jefe ejecutivo de Saatchi & Saatchi.



Este galardón sin par ha sido otorgado al Sr. Roberts por unanimidad (era el único candidato) y tras haber certificado sobradamente su integral capullez en unas recientes declaraciones en El País (6/3/2005) que a ustedes les habrán pasado desapercibidas por encontrarse en esa paginas de color sepia que nadie lee excepto un humilde servidor.

A continuación reproducimos un extracto de la mencionada entrevista en la que el amigo Kevin presenta, detalla y defiende su candidatura a nuestro premio. En primer lugar, se le pregunta por el concepto fundamental de su ideario capullo, ese que puebla creaciones publicitarias suyas como esta, esta otra o esta de aqui: La lovemark.

Pregunta:
¿Qué es una lovemark?
Respuesta: Es una marca que ha evolucionado de tener una mera atribución funcional a algo hacia lo que tienes sentimientos apasionados, una lealtad que va mas allá de la razón, algo lleno de misterio, sensualidad e intimidad y que encuentras irresistible. Por ejemplo, el Real Madrid, para mucha gente que vive en Madrid es irresistible. Para los que viven en Cataluña […] el Barcelona es una lovemark.

S
í, es cierto. Cada vez que pienso en “algo lleno de misterio, sensualidad e intimidad” pienso en Florentino Pérez. Pero Roberts, solícito, nos aclara posibles confusiones.

Pregunta: Si soy hincha de otro equipo, siento lo mismo…
Respuesta: Por supuesto, porque el amor es universal. El amor no es exclusivo […]
Pregunta: ¿Su movimiento no se dirige a una élite?
Respuesta: No, porque hay lovemarks en cada categoría. El amor no es sólo para los ricos. El amor es también para los pobres. […]

Ya le hubiera gustado al Dúo del Amor haber firmado semejantes aseveraciones. A continuación, nuestro iluminado analista se esfuerza en corregir a aquellos comentaristas que critican la supuesta apatía política de nuestros jóvenes.

Pregunta: A muchos jóvenes solo les interesa la ropa de marca cuando a sus padres a su edad les interesaba la política y cambiar el mundo.
Repuesta: La gente adulta de hoy, cuando tenia 15 años también compraba MacDonald’s Coca-Cola y marcas. La juventud de hoy es menos activa políticamente porque hay menos líderes y opciones políticas que inspiran menos. [… ]

Efectivamente, el panorama pol
ítico anda algo desmejorado desde que desapareció el GIL. Envalentonado, el campeón de la publicidad sensual pasa a dirigir sus ataques contra sus críticos, una panda de neo-hippies desarrapados movidos sin duda por la envidia y la falta de amor y de autoestima.

Si usted es una de esas personas que no cree en marcas y en consumidores, discrepo totalmente de usted porque creo que es una mentira. […] Ustedes no pueden dictar a los consumidores su falta de opciones. Los consumidores quieren tener diversión, expresarse y construir su autoestima. Las no-marcas se han ido y el ingrediente básico de ese pasado es muy jodidamente comunista en ese punto de vista (sic). Y han fracasado. ¡Estupendo!

La verdad es que sí, menos mal. Para terminar, este gran sabio capullo de nuestro tiempo nos da su opinión sobre los cambios que, en su opinión, deberían producirse en el actual orden social a nivel internacional.

Pregunta:
Dice usted que el objetivo de los negocios es hacer un mundo mejor. Y se pregunta a si mismo irónicamente: “¿Y si no quien? ¿Los Gobiernos?”.
Respuesta: Y mi respuesta es no. El capitalismo democrático es la única fuerza vital sostenible para el desarrollo de la Tierra […] Solo los negocios pueden dar esperanza a los mas de 2.300 millones de personas que viven con un dólar al día.

Presentada esta irrefutable evidencia, declaramos solemnemente a Don Kevin Roberts, “Capullo Integral del Mes de Marzo.”

lunes, marzo 14, 2005

Toda la tarde viendo películas

Este fin de semana ha habido zafarrancho de combate en el Hogar Zito. Pequeña Morla contra la permanente amenaza del busca. Semejante estado de excitación no permite embarcarse en ninguna actividad que requiera algo de concentración (entiéndanlo como prefieran). Sabes con certeza que sonará en algún momento. Así que nos abandonamos resignados al visionado de todo material que, caprichoso, apareciera bien en la televisión o bien al meter la mano en esa bolsa que tenemos llena de películas obtenidas ilegalmente.

Pero antes de continuar, dejen que les confiese que en la actualidad mi gusto fílmico es dolorosamente esquizofrénico y que tan pronto tengo ramalazos clasicorros como pasiones virulentas por el cine de derribo.

Bien. La que primero paso por la piedra fue el clasicazo “Doctor Zhivago” que, sorprendentemente, yo no había visto hasta entonces. Tres horitas y media, anuncios incluidos. Dejen que les resuma un poco el argumento porque sospecho que no la habrán visto tal como me ocurria a mi hasta este sábado. Doctor Zhivago (Omar Sharif) es un médico en la Rusia pre-revolucionaria que se enamora perdidamente de Lara (Julie Christie), una mujer que ha caído, al igual que su madre, en los brazos de Victor Komarovsky (Rod Steiger), un político oportunista y sin escrúpulos (lo cual tampoco es decir mucho). El amigo Zhivago escribe poesía que no es del gusto de los Bolcheviques (sic) y por ello es desterrado a una zona rural donde llevará una doble vida mientras el cerco se estrecha sobre él, Lara y su familia. La historia esta contada en flashback por su hermano Yevgraf (Alec Guiness) a la hija de Zhivago y Lara quince años después.

Como pueden ver hasta aquí, Doctor Zhivago lo tiene todo para parecerle a uno bodrio mañanero si se está un poco en la onda básica-elemental: Larga, de época y llena de clichés sobre la lucha del individuo contra una sociedad que impone la uniformidad radical. Es de entender que no sea del gusto de un espectador moderno: es en ocasiones bastante ingenua; la mujer de Zhivago, Tonya (Geraldine Chaplin) es una cornuda santa y sufriente; la ulterior conversión al bien de Komarovsky no tiene demasiado sentido. ¿Pero hasta que punto son esos defectos del libro en el que se basa?



Si uno se deja llevar, de verdad creanme, Doctor Zhivago es una experiencia cinefila memorable. Por el lado básico, Julie Christie esta guapísima y ya solo el verla iluminar la pantalla merece estar sentado las tres horas y pico que dura; no es de extrañar que Zhivago la prefiera a la feúcha de su mujer. Pero mas allá, está la historia (con minúscula) de unos personajes a los que la Historia (esa con mayúscula) zarandea una y otra vez. Ese es un concepto extraño para nosotros que vivimos en esta época post-histórica en la que nuestras vidas privadas casi nunca se ven afectadas por magnos sucesos. David Lean (el director) intercala secuencias más privadas, algunas casi oníricas, entre las grandes escenas de acción y consigue con esos pocos elementos (un puñado de personajes, una historia arquetípica) lo que, supongo, buscaba: una seductora combinación de intimismo y grandiosidad.

El domingo después de comer pensamos que lo mejor seria recrear aquellos tiempos de “película de domingo por la tarde”. La que cayó fue “Cristal Oscuro,” dirigida por Jim Henson y Frank Oz, que estoy seguro recordarán de sus años más tiernos. Es curioso que esta fuera la primera película protagonizada unicamente por “marionetas.” A su humilde modo, eso la convierte en un hito de la historia del cine del tipo de “Blancanieves” o “Toy Story”.

Lamentablemente “Cristal Oscuro” no contiene ningún secreto oculto para un espectador que no la haya visto en veinte años. Veinte veces más cínico que entonces, la lucha entre el Bien y el Mal que domina la película me pareció demasiado anclada en ese fastidioso imaginario New Age de mercadillo jipioso. Y para colmo de males, el argumento, acartonado, no acabó nunca de emocionarme.

La parte visual es su punto fuerte. La dirección artística estaba a cargo de Brian Froud que fue, no lo olvidemos, quien creó a Yoda y las demás criaturas de “El Imperio Contraataca” y “La Guerra de las Galaxias” (mientras trabajaba en el taller de Jim Henson). Más tarde repetiría con ellos en “Dentro del Laberinto” y la serie de television “El Cuentacuentos,” también tótems de los infantes ochenteros. Los extras del DVD permiten, primero, apreciar el minucioso detalle con el que Henson, Froud y Oz crearon un mundo en que las plantas caminan y los villanos provocan pesadillas al más pintado (a mi al menos, pero es que soy impresionable). Segundo, nos devuelven a un mundo pretérito y artesanal en el que no había CGI y la verosimilitud de los personajes pendía de la inspiración artística de sus creadores.



Finalmente, la bolsa de las películas escupió “Miedo y Asco en las Vegas,” que tuvimos que ver en dos sesiones ante la insistencia del maléfico busca. Muy apropiada después de que Hunter S. Thompson se volara la tapa de los sesos hace unas pocas semanas. Como ya dije en otra ocasión el libro me dejo más o menos indiferente: Indiferente ante los colocones del autor, ante su huida hacia delante. Tal vez fuera porque leí la versión en inglés, tal vez por mi estado de ánimo. Pero he de confesar que la película me gustó (aunque no proferí hurras ni aspavientos). Una vez superas el shock de ver a Johnny Depp calvo, a Benicio del Toro barrigón, y el cameo de Toby McGuire, la segunda impresión te la produce la acertada (creo yo, no se que dirán los que de ustedes leyeron el libro) recreación del estado continuo de coloque del narrador y su abogado. Con imágenes, el opresivo trasfondo de la trama, con Nixon, Vietnam, la derrota de la contra-cultura, se hace más explicito y te permite entender mejor el porqué (o la falta de porqué) de esa espiral de caos que es en definitiva “Miedo y asco en Las Vegas.” Como Zhivago, Depp/Thompson también es una víctima de la Historia, a su extraño y heteróclito modo:

“And that, I think, was the handle - -that sense of inevitable victory over the forces of Old and Evil. Not in any mean or military sense; we didn't need that. Our energy would simply prevail. There was no point in fighting - -on our side or theirs. We had all the momentum; we were riding the crest of a high and beautiful wave. So now, less than five years later, you can go up on a steep hill in Las Vegas and look West, and with the right kind of eyes you can almost see the high-water mark - -the place where the wave finally broke and rolled back.




Antes de acabar este post, el más largo jamás visto en este Gabinete, les dejo con la observación final de Thompson sobre la falacia de casi cualquier civilización que haya existido o existirá:

…a generation of permanent cripples, failed seekers, who never understood the essential old-mystic fallacy of the Acid Culture: the desperate assumption that somebody... or at least some force - is tending the light at the end of the tunnel.”

viernes, marzo 11, 2005

Lo que hay que oir


"As God said in the Bible, and I think rightly,..."

Gracias, Faravelli, por el chivatazo.

jueves, marzo 10, 2005

Thundercats: La película

Los Fan films están por todas partes, ya lo sabemos; un síntoma más del potencial democrático de la Red y los nuevos medios digitales. Hechas con cuatro perras por gentuza (porque no se la puede calificar de otra manera), con un sospechoso exceso de tiempo libre, estas peliculitas recrean, parodian, continúan y a veces mejoran películas o series de culto. ¿Que Lucas esta muy achacoso para rodar los últimos episodios de Star Wars? Pues nada. Te montas Tatooine o Naboo o lo que haga falta en la nave industrial donde trabaja tu primo Paco el segurata y a funcionar.

Aunque sean un fenómeno ya antiguo (claros antecesores de Gus van Sant y su Psicosis, tres jovenzuelos británicos rodaron en video casero un remake plano por plano de En Busca del Arca Perdida entre 1982 y 1989), Internet ha permitido a los Fan films multiplicar exponencialmente su difusión. Así que si ese amigo tuyo aficionado al video casero finalmente te convenció para que hicieras de He-Man en su corto Queer Skeletor, ten por seguro que te verán con la peluca rubia hasta en Singapur.

Yo le guardo un especial cariño a Thundercats: The Fan Film, creado en 2001 por Nameless Enterntaiment. Los Thundercats no son ahora más que parte de la moda retro que invade los pectorales de medio mundo (junto con Atari o Los Transformers). Pero he de reconocer que, en su tiempo, era una de mis series de dibujos favoritas. ¿Recordáis a León-O, Panthro, Cheetara y Tygra?

Thundercats are on the move, Thundercats are loose,
Feel the magic hear the roar, Thundercats are loose,
Thunder, thunder, thunder, Thundercats!!"

Pero la nostalgia, en su sitio. El valor que le atribuyo a la serie probablemente sea inseparable de las circunstancias en las que la veía. No la he revisitado pero no creo que haya resistido el paso del tiempo. Yo ya no soy aquel proto-adolescente que se sentaba a verla cada día cerca de las seis. Ni el mundo de la animación es el que era. Pero recordar nos permite comparar: en aquellos tiempos no existía ni El programa de Ana ni La Hora de Alicia ni A tu lado. En aquellos tiempos, la hora de la merienda tenía un significado y los niños un espacio propio en la televisión.



Thundercats: The Fan Film solo dura 1 minuto y 58 segundos. Pero, ¿para que más? Los protagonistas son básicamente unos musculitos flipados de las espadas, maquillados y vestidos como gatos atiborrados a esteroides. Pero no deja de tener su gracia y cierto estilo. Y el parecido con los personajes esta bastante conseguido (el villano Mumm-Ra da mucho más miedo al natural que en el original, donde resultaba algo patético.)

Se anuncia el proyecto de llevar Thundercats a los cines, en forma de trilogía. No estaría nada mal ver a Rebecca Romjin en el papel de Cheetara.

PD: Si les gustan los fan films, pidan por esa boquita que tengo unos pocos en el maletin.

martes, marzo 08, 2005

Veintinueve días después

AVISO:
El post que encontrarán a continuación contiene revelaciones psicopáticas y obsesivas de su autor.

Casi todos los blogs que frecuento, en algún punto atravesaron momentos de crisis, de dudas, en los que sus responsables se preguntaron hacia dónde seguir y, en otros casos, si continuar siquiera. Así le ocurrió a Mondo Píxel o a Adultolescente, blog este último que de hecho feneció para luego, afortunadamente, ser resucitado.

Hace un mes que abri el Gabinete y no he necesitado tanto tiempo como John Tones o David, para empezar a preguntarme si todo esto merece la pena.

Veintinueve días después, pocos, cada vez menos, visitan este rincón (muchas gracias, por cierto, por su visita). Toda una ristra de posts con 0 comentarios. Es cierto que es aun muy pronto, que acabo de parir esta criatura. Es cierto que en poco tiempo he llegado a cumbres que nunca esperé; ser mencionado (elogiosamente) en el Focoblog; ser linkado (sin pedirlo) por mis admirados Adultolescente y El Cronicón Cinéfilo; conspirar un post conjunto con Alex Werden

Pero soy más vanidoso de lo que creía.

Vanidad por la aprobación de aquellos a quien admiro, mis referentes, los que sin saberlo me empujaron a tener un blog propio. Aunque siempre están esas marcianas visitas de Suecia, Emiratos Árabes, o Taiwán donde no conoces a nadie en absoluto, que te encienden las ganas de perseverar.

Soy de aquellos a los que les gusta ser reconocido, ya lo ven.

Hace muchos años ya que abandoné por completo mis sueños de convertirme en escritor. Casi me da pudor decirlo de esta manera. Pero es que me refiero a esa edad en la que no nos da pudor expresar los deseos mas simples y salvajes. Y sí, lo habrán adivinado. Cuando te haces menos joven, el Tiempo te grita que no hay experiencias sobre las que escribir y que tu imaginación no es capaz de inventarlas de la nada.

Pensé que escribir fragmentos en un blog seria más sencillo que todo aquello.

Oxidado, he retomado mi estilo, si alguna vez lo tuve. Demasiado tiempo de silencio, demasiados textos científicos, en los que intentas deslizar una metáfora, un párrafo con cierto ritmo. Pequeños pasatiempos. Laborterapia. Escribirles a ustedes representa volver a sentir el placer de malear el idioma, la frustración de no conseguirlo. Bastante más complicado y gratificante que el trabajo diario. Y estoy contento con el resultado. Creo que algunos post han quedado bastante bien. Todavía tengo problemas con el condicional y el subjuntivo; se me escapan demasiados lugares comunes, palabras-baúl, injerencias del idioma Exterior. Pero solo por esto prácticamente merece la pena continuar. Sin embargo, las comparaciones con las plumas (con perdón) de Absence, Satanasito, El Palimpsesto (y los ya mencionado, y tantos otros, no se me enfaden) le dan ganas a uno de correr a esconderse en el lugar de donde vino.

En cuanto a los contenidos, sigo creyendo que es mejor hablar de casi cualquier cosa. No se que les parecerá a ustedes. Me resisto a especializarme, básicamente porque se muy poco de casi todo. No voy a fingir. Dicen que ser cinéfilo es hablar de películas que no has visto como si lo hubieras hecho. Ya hago eso bastante en mi vida cotidiana y no quisiera caer en ello también aquí. Sin embargo, con respecto a la variedad de temas, no están todos lo que son. Apenas les he hablado de cine, algo que presumía iba a ser un tema recurrente, precisamente porque he visto muy poco en estos últimos tiempos; llego demasiado tarde y cansado a casa como para algo mas que un capitulo de la original encarnación de Star Trek. Pensaba también hablarles de cuestiones más personales, de mis experiencias aquí en los Fríos Exteriores o de mi opinión de lo que se le por esos mundos pajeros de Dios. Pero hasta ahora he sido bastante superficial. Es mucho más difícil de lo que creía escribir post más sustanciosos, en especial cuando piensas que casi nadie los lee. Aunque, podría ser perfectamente al revés.

He seguido casi todos los consejos del gran Absence y de Alex Werden, quien ya me avisó de que poco queda cuando pasa la tormenta de amistades y conocidos a los que has masacrado con spam tras la inauguración. Si, ya se que me aconsejasteis saber esperar; encontrar y no buscar.

Pero también soy más impaciente de lo que me hubiera gustado creer.

Hay un miedo siempre presente. Ese miedo a que el tiempo descubra tus méritos, tu voz propia. O más terriblemente, tu falta de ella. Continuar significa conocer la verdad. No suelo estar de acuerdo con aquello de que el tiempo coloca a cada uno en su lugar (los que maltratan, lo que explotan, los que utilizan, trepan, tienen éxito, salen indemnes y no sufren remordimientos; nunca hay un rayo vengador que los fulmine); sin embargo, en este caso si que creo que es cierto y que, a la larga, todo acaba estando claro.

Tal vez haya que ser algo inconsciente para escribir un blog. Tal vez, yo no lo sea. Solo tal vez.

No quisiera que este post sonase a un lloriqueo, porque no lo es. Porque sigo.

lunes, marzo 07, 2005

Amantes celosos

Hoy, por razones ajenas a mi voluntad pero no a mi consustancial despiste no les puedo postear el texto que les tenia preparado a propósito del mes que cumple este blog. Asi que echaré mano de un bonito videoclip de esos que tengo en reserva. Son muy socorridos, la verdad.

Perfecto ejemplo de lo que mi abuela califica como música ratonera (no precisamente porque le atrape), “House of jealous lovers”, de The Rapture, es la canción punk rock pluscuamperfecta. Corta, sonora y abrasiva. The Rapture es el enésimo grupo de la Nueva Nueva Ola de Nueva York. Sus méritos, más allá de esta canción, son dudosos. Pero el video... el video es una maravilla. Sus imágenes casi convencen de que la presunta iconoclastia del grupo es cierta y no una simple pose.

Esta realizado por la gente de Shynola, que ya en su día se encargaron del trabajo grafico para “Kid A” y “Amnesiac” de Radiohead. De nuevo construyen un extraño universo, pero esta vez de corta-pega, de estética punk y fanzinera, en el que un monstruo gigante mitad pato Donald, mitad He-Man destruye una ciudad, extermina al héroe, y sale, al parecer, victorioso.

Suban el volumen de sus altavoces. Permítanse unos minutitos de felicidad. Atronen a sus vecinos y allegados pinchando aquí.

jueves, marzo 03, 2005

Presentando a… Señor Coconut

Como prometí, para hoy les tengo preparados unos particulares sabores tropicales. Les presento a Señor Coconut, una banda, cuando menos, inusual.


Bizarra mezcla entre Pink Martini y los Azucarillo Kings, Señor Coconut versiona a ritmo de chachachá todo lo que se les pone por delante. Sus discos son un compendio de imposibles combinaciones de cumbia, merengue, Sade y The Doors que parecen ridículas a simple vista pero que, incomprensiblemente, funcionan.

Su ultimo álbum, “Baile Songs” (2003), recopila descacharrantes versiones chachachá de “Smoke on the water” o “Smooth operator” (que me atrapa sin remedio) y desenfrenos merengues en forma de “Riders on the storm” o “Beat it!”. Su otra joya sonora es “El Baile Alemán” (2000), disco repleto de versiones de… ¡Kraftwerk! Me pirro por “Show Room Dummies” (que consiguieron colar en la banda sonora de “Y tu Mama También”) y “Tour de France”, pero sobre todo por la desopilante “The Robots” que me tiene completamente obsesionado (hasta hoy Pequeña Morla la cantaba en la ducha).



Prueba de que Señor Coconut tiene mejor culo que The Strokes

Pero, para serles sincero, “Señor Coconut y su conjunto” no es una banda. Es en realidad el enésimo alias de Uwe Schmidt, un clásico de la escena de baile alemana, que es quien esta detrás de este tinglado y se encarga de tocar todos los instrumentos en el estudio. De hecho, Señor Coconut nació cuando, harto del moribundo panorama musical europeo, Schmidt se trasladó a Chile y allí se abandonó a la influencia de los sones latinos.

El resultado contiene grandes dosis de humor, es cierto. Pero deja también un ligero sabor amargo porque, reconozcámoslo, lo que primero sorprende al escuchar estas versiones es que la reinterpretación de semejantes iconos de la música occidental venga desde un genero considerado (por mi el primero, tristemente) como tercermundista.

Por cierto, el responsable de Señor Coconut ya ha anunciado su próximo proyecto: Un disco de hip-hop pornográfico

miércoles, marzo 02, 2005

Idus de Marzo

Hoy les tenía preparado algo distinto. Les quería recetar unos sabores tropicales aprovechando que los Fríos Exteriores y la Madre Patria están hermanados por una vez bajo un manto blanco. Pero no. Bastaron ayer cinco minutos del telediario de TVE (Televisión Exterior) para que me entraran miedos y congojas varias, de tal manera que no les puedo hablar de nada mas que de mi catódica experiencia. Y es que Marzo, pese a lo que me hubiera gustado creer esta siendo tan malo como Enero y Febrero, meses en los que ya doy por sentado que pocas cosas buenas ocurren.

Primero me entero de que el gobierno Exterior esta almacenando dosis inmensas de antigripales porque se teme una pandemia. El plan es que en caso de un brote masivo se clausurarán colegios, cerrarán estadios y suspenderán conciertos. Las medicinas (porque una vacuna no se puede administrar hasta conocida la identidad exacta del virus invasor) se administrarían primero a los trabajadores de servicios esenciales: conductores de autobús (sic), personal sanitario… Más tarde a los grupos de riesgo. No se menciona a los políticos pero seguro que los salvaguardas de la patria serán los primeros en recibir tratamiento (aunque siempre se puede olvidar uno del líder de la oposición). Y es que amigos, el SARS y la gonorrea hace tiempo que dejaron de ser nuestros únicos desvelos. La gripe del pollo sigue ahí, latente, dispuesta a masacrarnos. Las Naciones Unidas advierten que entre 2 y 50 millones de personas podrían morir por su causa (de la gripe, claro). Y es que hace poco los científicos descubrieron múltiples semejanzas entre la famosa “Gripe Española” de 1918 (que liquido a 20 millones y que se sospecha que acelero el final de la Gran Guerra) y la famosa gripe avícola. Aquello, dicen, pudo haber sido solo el ensayo general del Armaggedon gripal que se avecina y que ni el Frenadol podrá contener.



Ahora pongámonos un poco ballardianos y especulemos sobre el impacto de todo esto en nuestra sociedad. Imaginemos un mundo en que los brotes de virulentos microorganismos son comunes, aunque no necesariamente mortales. Aquel sería, en algunos aspectos, un mundo mejor: No habría conciertos de OT, ni centros comerciales, ni corridas de toros, ni parejas de la Guardia Civil. Pero tampoco habría bares de alterne e incluso tendríamos menos sexo que ahora. Desolador. Acabaríamos como los Espaciales de Asimov: Pocos, dispersos, moribundos y muertos a pajas.

Después de este magnifico primer plato, las noticias me ofrecieron imágenes de las manifestaciones en el Líbano y que han provocado el derrocamiento del gobierno pro-sirio. Miles de banderas al viento. No veía tanto cedro desde que mis padres me regalaron el estuche de 48 lápices de colores Alpino. Preguntan a los manifestantes. Son todos rubios y conducen estupendísimos coches. Se exageran las cifras de manifestantes. No puedo evitar ver una sucia mano detrás de la “espontánea reacción del pueblo libanés”. Tan espontánea como en Ucrania.

Como postre emiten una entrevista con la mujer que protagoniza mis sueños (de poder) más salvajes: Condi. Me estremezco, no de placer precisamente, al oírla decir que Siria es un obstáculo para la democratización de Oriente Medio; que está torpedeando el proceso liberador en Irak, en Líbano, en Palestina. Gente que conozco, bastante entendida en estos temas, se apuesta cualquier cosa a que antes de tres años, los Estados Unidos entran en Siria o Irán. Como decían en un capitulo de West Wing que vi hace poco “¿Una vez que empiezas, por qué no seguir hasta que las barras y estrellas hondeen en La Meca?”

A esas alturas Condi ya no me producía ninguna pasión sino mas bien sudores frios y temiendo que aquello fuera un síntoma de la gripe del pollo, me fui a la cama. Y no tuve lindos sueños.



Epílogo: Ya se que no es apolíticamente correcto que un pajero hable de estos temas, pero debe ser que al menos uno de los dos calificativos anteriores no se me puede aplicar. Pero no se preocupen. Antes de acabar, les prescribiré un corto muy corto y acorde con el post de hoy; es tan visualmente arrebatador que le hace uno olvidar los lugares comunes que contiene. Se llama “What Barry Says” y es el primer producto salido de la factoría Knife Party. Está en inglés pero se le entiende todo.




Mañana al Trópico. Lo prometo.